Muere Fontanarrosa, creador de Boogie
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Jueves 19 de Julio de 2007
El escritor y dibujante Roberto Fontanarrosa falleció a los 62 años de edad, luego de soportar una grave enfermedad neurológica.
"El Negro" Fontanarrosa fue creador de "Boggie, e
l aceitoso", que narraba las aventuras de un mafioso al particular estilo del humorista argentino.
Fontanarrosa nació en 1944, en la ciudad de Rosario, a 300 kilómetros al noroccidente de Buenos Aires, y no obstante la fama que adquirió con el paso de los años jamás quiso abandonar su ciudad natal.
Fue autor de decenas de novelas y cuentos que tuvieron como eje temático una de sus grandes pasiones: el futbol.
Entre sus obras destacan "Best Seller", "El área 18" , "La Gansada" , "Los trenes matan a los autos" , "No sé si he sido claro" , "Nada del otro mundo" , "El mayor de mis defectos" , "El mundo ha vivido equivocado" , "Uno nunca sabe" y "La Mesa de los Galanes" .
A sus escritos sumó el legado del humor gráfico por medio de personajes entrañables como Inodoro Pereyra.
Fontanarrosa anunció hace dos años, sin mayor dramatismo, su enfermedad y el inicio del tratamiento, el cual realizaba con una mezcla de escepticismo y esperanza.
El año pasado, cuando ya estaba en silla de ruedas, anunció que dejaría de realizar su tradicional dibujo diario en el periódico argentino Clarín, ya que acudiría al auxilio de un amigo para que le armara el diseño y él sólo pusiera el texto.
Pocos personajes fueron tan queridos para los argentinos como "El Negro", que en el Congreso Internacional de la Lengua Española que se realizó en 2004 en su ciudad natal rompió todos los protocolos al defender a las malas palabras.
"Por qué son malas las malas palabras, a quién le hicieron daño?, o es que sólo están enfermas?" , dijo Fontanarrosa, quien se convirtió en la estrella de la actividad al cubrir de risas el solemne encuentro del idioma español.
El año pasado, el Senado le entregó la medalla "Domingo Faustino Sarmiento", por su distinguida trayectoria y aporte a la cultura popular.
La ceremonia tuvo otra vez el sello divertido de un Fontanarrosa que, además, se conmovió ante el fervor que le prodigaron su familia, sus afectos y admiradores.