Tragedia aérea
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Martes 17 de Julio de 2007
Los organismos de rescate brasileños temen la muerte de al menos 200 personas en el accidente de un Airbus A320 de la aerolínea brasileña TAM al aterrizar en el aeropuerto de Congonhas, en la ciudad de Sao Paulo.
El avión se salió de la pista y se incendió tras chocar con un galpón de la misma compañía -en el que trabajaban decenas de personas- y con un puesto de gasolina, lo que hace temer que, además de los 176 ocupantes del aparato, haya víctimas en tierra.
La aeronave despegó de la ciudad de Porto Alegre, capital del estado de Río Grande do Sul (sur) , con destino a Sao Paulo y llevaba 170 pasajeros y seis tripulantes, incluyendo comandantes y comisarios de a bordo.
El jefe de los bomberos de Sao Paulo admitió que el accidente sufrido hoy por la aeronave dejó unos 200 muertos y que "difícilmente" habrá supervivientes. "Hay unos 200 muertos ahí", dijo el coronel Manuel Antonio da Silva Araújo, citado por la agencia de noticias Folha Online.
Tras tocar tierra en la pista principal del aeródromo de Congonhas, el piloto del avión no pudo completar la maniobra de aterrizaje y la nave siguió de largo hasta salir de la pista y cruzar una de las avenidas más congestionadas de Sao Paulo, la Washington Luiz.
El Airbus fue a estrellarse justamente contra un depósito de TAM Express, la filial de transporte de cargas y encomiendas de la propia aerolínea, la más importante del país.
Después del choque del avión se desató un incendió que alcanzó a un puesto de gasolina adyacente al edificio de tres pisos de TAM Express.
Unos 14 empleados de la propia TAM, sin contar los seis tripulantes, estaban entre los 170 pasajeros del avión, dijeron varios de sus colegas que se aglomeraron en el área aledaña del accidente para intentar conocer la suerte de sus compañeros.
En el edificio trabajaban hasta 200 personas y algunos de ellos lograron salir poco después del impacto y antes de que se iniciara el incendio, dijeron sobrevivientes a Efe en el lugar del accidente.
Buena parte de dicha construcción se desplomó con el siniestro y al menos treinta cuerpos carbonizados fueron retirados de esa zona.
En las primeras imágenes del siniestro transmitidas por la televisión brasileña era posible distinguir la estructura del avión completamente abrasada por las llamas por dentro y por fuera.
Gruesas columnas de humo negro cubrían el cielo y eran esparcidas por helicópteros que sobrevolaban el lugar. Varias unidades de bomberos con más de 200 efectivos demoraron unas tres horas para extinguir el incendio con llamas de hasta 20 metros de altura. Un par de explosiones se escucharon en el lugar y las autoridades evacuaron el área por temor a nuevos estallidos.
La tragedia ocurrió un día después que otro avión, en este caso un turbohélice con 21 pasajeros a bordo de la aerolínea regional Pantanal, también derrapó en la pista mojada del Congonhas, sin causar víctimas.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, suspendió todos sus compromisos para mañana y convocó una reunión de emergencia con varios de sus ministros. Según explicó a Efe una fuente oficial, el presidente "está muy consternado, muy dolido y ha decidido suspender todos sus compromisos".
El principal partido de la oposición brasileña confirmó que uno de sus diputados estaba a bordo y exigió al presidente una "rigurosa investigación".
En una nota oficial, firmada por el senador Arthur Virgilio Lima, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) confirmó que una de las personas a bordo del avión era el diputado Julio Redecker, jefe de la bancada de la minoría opositora en la cámara baja.
Las pistas del saturado aeropuerto de Congonhas, que recibe unos 600 aviones por día, habían pasado hasta hace un mes por una amplia reforma.
Este es el peor accidente de la aviación brasileña desde que el 29 de septiembre de 2006 un Boeing de la también aerolínea brasileña Gol cayó en la densa selva amazónica matando 154 personas.
Esa otra tragedia evidenció una severa crisis en la aviación civil con frecuentes retrasos en los aeropuertos, incidentes menores y constantes amenazas de huelga de controladores de vuelo que denuncian la supuesta existencia de un sistema de equipos obsoletos de control aéreo.