Relata su odisea náufrago de Mazatlán

MAZATLÁN, Sin.— A él lo rescataron de alta mar, pero su mirada sigue extraviada.

Luis Eduardo Chávez Barragán, el único pescador sobreviviente de seis que naufragaron el pasado 6 de febrero. Asegura que tiene un dolor clavado en costado izquierdo, pero otro mucho más fuerte en el alma.

Agotado, con voz pausada, señaló que nunca pensó en cómo cambiaría su vida después del domingo 3 de febrero, cuando salió de Mazatlán a mar abierto para pescar camarón a bordo del barco Zeus.

“Me cambió la vida, más no las ganas de seguir en la pesca”.

El pescador sobreviviente se comunicó con su amigo Pedro Sosa, quien recibió la llamada de auxilio cuando el Zeus comenzó a hundirse. Sosa se encontraba en el puerto de Mazatlán cuando Chávez Barragán lo contactó a través de un teléfono celular que los tripulantes llevaban.

Chávez Barragán llegó este lunes al Aeropuerto Internacional Rafael Buelna de Mazatlán, en un avión comercial procedente de Los Cabos, Baja California Sur, frente a cuyas costas fue rescatado el sábado pasado.

En la terminal aérea lo esperaba su prima Rosa María Tiznado, y juntos se trasladaron a su casa en la colonia Antonio Toledo Corro, para reunirse con su esposa María de Lourdes y sus hijos Adriana, Rubí y Luis Héctor, este último de 10 meses de edad.

En pantalones cortos, playera, chamarra y sandalias, el sobreviviente del camaronero recibe a la prensa. Muestra su piel quemada y escoriada; señales de las horas bajo el sol flotando a la deriva en mar abierto hasta que fue rescatado.

Sobrevivió tres días porque permaneció aferrado a una improvisada balsa que hizo con dos cilindros de gas y un tanque de 200 litros. A esa improvisada balsa también se habían aferrado sus otros cinco compañeros, pero a ellos poco a poco les fue venciendo el cansancio y se soltaron de su única esperanza de vida.

Narró que los últimos que se le perdieron de vista fueron el cocinero Francisco Anaya y el marinero Jimmy Ortiz Cervantes. Aseguró que si los dos hubieran aguantado 25 minutos más, también estarían vivos.

“El capitán del barco, José Ángel Meza Zamudio, murió el jueves. Primero empezó a vomitar agua de mar y una hora después murió, por lo que lo soltamos. Los otros dos, Joel Cazares Rojo y Javier Hernández Cuadras, se soltaron solos, porque empezaron a alucinar y decir que veían una ciudad cerca y que llegarían nadando”.

Con un nudo en la garganta, dijo haber tomado un curso de sobrevivencia en alta mar. —¿Cómo se dieron cuenta que el barco se podía hundir?

—Nos metimos al cuarto donde estaba la comida y nos dimos cuenta que había agua, pero al querer repararlo, vimos que no se podía; el agua empezó a subir, así que lo reportamos a la Marina a través de un radio, pero no hubo respuesta.

—¿Cuánto tardó en hundirse?

—Como nueve o 10 horas —dice.

Pedro Sosa, amigo de Eduardo y quien lo acompañó de regreso a su casa, declaró que el hecho de que la Marina no haya actuado rápido fue por negligencia, “porque los muchachos tardaron como nueve o 10 horas todavía en el barco y nunca llegaron”.

Sosa confirmó que desde el Zeus le hablaron como a las 11 de la noche del 5 de febrero, y reportó a personal de la Armada de México que el barco se estaba hundiendo.

El capitán de puerto en Mazatlán, Jorge Castañeda Uscanga, aseguró que el Zeus pasó la revisión, “por lo que salió a la pesca”. La nave, propiedad de la Pesquera Abril, fue inspeccionado en agosto de 2007, un mes antes de que iniciará la temporada de pesca 2007-2008.

Castañeda Uscanga recordó que en 2007 el mismo barco no salió a pescar porque no se le otorgó el certificado de seguridad, y lo subieron a dique para su reparación, por lo que tiene las constancias. “En virtud de que el barco fue reparado y ya estaba en condiciones, fue que se le otorgó el certificado de seguridad”, aseguró.