Con la llegada de la primavera, adelantada siempre en esta región, la Laguna del Náinari vuelve a inundarse de paseantes que acuden por las tardes a pasear, hacer ejercicio y disfrutar de una reconfortante agua de coco en alguno de los puestos instalados en este lugar.
Colaboración de Ramiro Cervantes, lector de infocajeme.com