Fallece obispo de Chihuahua

Chihuahua, Chihuahua.- Ayer a las 6:20 de la mañana murió en esta capital el arzobispo emérito de Chihuahua, Adalberto Almeida y Merino, tras doce días de permanecer en terapia intensiva por un problema pulmonar.

Monseñor ingresó a la clínica Christus Muguerza del Parque la madrugada del martes 10 de junio, cuando comenzó con dificultades para respirar, aunque desde una semana antes, justo el día de su cumpleaños, ya había manifestado problemas también pulmonares.

Desde su llegada al hospital, monseñor no volvió a estar consciente, pues tuvo que ser sedado para que no se fatigara, pues tanto sus pulmones como su corazón estaban muy cansados.

Al momento de su fallecimiento en el nosocomio se encontraban dos seminaristas que durante la noche estaban al pendiente de la salud del obispo, que desde un inicio fue reportado en estado de gravedad.

Y es que desde su llegada al hospital, Almeida y Merino fue vigilado de día y de noche tanto por seminaristas, como por las mujeres que desde hace años lo atendían en su casa.

El cinco de junio después del festejo de su cumpleaños número 92, comenzó con una insuficiencia respiratoria que le provocó que sus manos tomaran un color morado, sin embargo en ese momento las recomendaciones de su médico de cabecera fueron suficientes para que se repusiera, pues además en ese momento se negó a que lo trasladaran a un hospital.

El día previo a hacer trasladado a la clínica, monseñor comenzó con una tos seca que no se le pudo controlar y que le causaba dificultades para respirar y fue la madrugada siguiente cuando su salud empeoró y tuvo que ser trasladado al nosocomio.

Al llegar se le detectó una neumonía por broncoaspiración de la que fue atendido hasta el día de ayer antes de fallecer.

Elvira Ortega que era quien estaba a cargo del cuidado del arzobispo emérito, relató el día en el que don Adalberto tuvo que ser llevado al hospital, dijo que poco después de haberse ido a dormir comenzó a quejarse y cuando ella se acercó a preguntarle qué era lo que pasaba o si le dolía algo, monseñor dijo que estaba bien.

Esa noche la mujer siguió al pendiente del arzobispo y fue unos minutos después, cerca de las 11:30 de la noche cuando vio que no mejoraba y que por el contrario tenía dificultades para respirar y llamó al médico para que lo revisara, quien decidió trasladarlo a la clínica para su atención especializada.