El arte de la Globalización
Redacción
Lunes 02 de Febrero de 2009
La cuarta Trienal de la galería Tate, de Londres, apuesta por un arte que traspasa fronteras, tiempos y tradiciones y que su comisario, Nicolas Bourriaud, ha bautizado como la "altermodernidad".
Bajo ese concepto, que alude claramente a lo que los franceses llaman "altermundialismo" (la "otra globalización"), Bourriaud ha reunido hasta el 26 de abril la obra de diecisiete artistas contemporáneos de distintos continentes que trabajan en diferentes medios.
Si en el posmodernismo, los artistas fundamentaban sus obras en las tradiciones locales "hasta el punto de que los orígenes eran lo más importante", en la altermodernidad, "el punto de partida es la globalización", explica el comisario francés a EFE.
Un claro ejemplo, señala, es el artista camerunés Pascale Marthine Tayou, que trabaja en Bélgica y en su país natal, y que crea artefactos arqueológicos hechos con plástico, silicona y otros materiales efímeros que combinan la arqueología con la ciencia ficción.
"Altermoderno sugiere una multitud de posibilidades, de alternativas, indica que el período histórico definido como posmodernismo está tocando a su fin", afirma el comisario, que ve ese proceso simbolizado en la actual crisis económica.
Sin duda la obra más espectacular por sus enormes dimensiones y los materiales utilizados es la del indio Subodh Gupta, titulada "Línea de Control", una especie de árbol gigantesco hecho de cientos de utensilios de cocina de acero inoxidable.
Pese a que hay un elemento típicamente indio en su obra, la manera de trabajar es "una mezcla de diferentes tradiciones", señala Bourriaud, que comisarió el año pasado una exposición en Murcia sobre el gesto arqueológico en el arte contemporáneo.
Si el modernismo del siglo XX fue por encima de todo un fenómeno cultural, la altermodernidad es "fruto de negociaciones entre agentes de distintas culturas y puntos geográficos", está desprovisto de un centro y sólo puede ser por tanto políglota.
A pesar de que las obras expuestas en la Tate Britain van acompañadas de un aparato teórico en la guía que la acompaña, Bourriaud afirma que lo importante para él es el "impacto visual" que producen en el espectador, el diálogo que éste puede establecer con ellas.
Todos los artistas seleccionados han establecido "un nuevo tipo de relación con el pasado", como si fueran exploradores de un continente nuevo, explica el comisario, según el cual en sus obras "el tiempo y el espacio parecen intercambiar sus propiedades".
Muchos de esos artistas, como Tacita Dean, Joachim Koester o Matthew Darbyshire juegan con lo anacrónico, con lo multitemporal, su obra no muestra ninguno de los signos de la contemporaneidad, señala Bourriaud, salvo en el proceso de su constitución.
Lo "contemporáneo" es la estructura de la obra, su método de composición, el hecho de juntar elementos heterocrónicos, para utilizar un concepto del filósofo francés Michel Foucault.
El artista ya no está anclado en su propia cultura, sino que se vuelve una especie de nómada, transforma ideas y signos y los transporta de un lugar a otro en un mundo globalizado.
Lo "altermoderno" es en cualquier caso para Bourriaud más un "estado de espíritu" que un nuevo "movimiento" y se define por su oposición a la estandarización y masificación cultural, por un lado, y los nacionalismos y el relativismo cultural, por otro.
El artista "altermoderno", explica el comisario, ve en el tiempo más bien como "una multiplicidad" y no "un progreso lineal", como ocurría con el modernismo.
En ningún caso hay nostalgia en esos artistas - por ejemplo, cuando utilizan como la británica Tacita Dean la fotografía en blanco y negro-, sino sólo "un deseo de explorar el presente utilizando herramientas del pasado".