El propietario de una casa de empeño de Huatabampo fue secuestrado y golpeado por clientes que le empeñaron una camioneta.
Los clientes, Miguel Ángel Olea Angüis y Héctor Espinoza Burgueño, entregaron una camioneta con fallas mecánicas por lo que fue rechazada por el prestamista, José Ernesto Valenzuela Angulo, quien les regresó la unidad y exigió la devolución del dinero.
Fueron varias veces las que exigió que le regresaran el dinero, hasta que Olea y Espinoza le dijeron que se lo iban a regresar en Ciudad Obregón, por lo que le pidieron que los acompañara a esta ciudad.
El prestamista y una amiga subieron al automóvil de los clientes para trasladarse con ellos a Obregón, pero ya aquí les dieron varias vueltas por diversas calles de la ciudad por hora y media hasta llevarlo a las calles Montebello y Monte de los Olivos.
En ese lugar pretendieron que se introdujera a una vivienda, pero él se resistió y abandonó el sitio en su camioneta.
Le hablaron por teléfono al rato para decirle que ya tenían el dinero, sólo que necesitaban firmara un documento.
Al regresar al lugar, dijo, a punta de golpes lo introdujeron a la vivienda marcada con el número 409, donde lo amarraron de pies y manos con cables y en la boca le introdujeron un calcetín.
Con un cuchillo le amenazaron con secuestrarlo y pedirle a su padre un rescate a cambio de no matarlo.
Avisada la Policía por Fátima Isabel, quien se había quedado arriba de la camioneta, cuando los maleantes golpeaban a Valenzuela Angulo los agentes tocaron a la puerta.
“Ya valió…”, dijeron los aspirantes a secuestradores.
Espinoza Burgueño avisó a alguien por teléfono que la Policía había llegado y fue a abrir la puerta pero dijo que todo estaba normal.
En ese momento salió corriendo la víctima y fue como pudieron detener a los hutabampenses.
Valenzuela Angulo presentó múltiples golpes en la cara y el cuerpo, dislocación del hombro izquierdo, herida en la cabeza de cinco centímetros, así como en la lengua y el labio, el tórax, las muñecas y los tobillos.