Lo que llevó a la tumba a don Juan Narciso Walton Zaragoza no fueron sus ataques epilépticos.
Más bien, acusa su sobrino Miguel Ángel Martínez Miranda, fue la negligencia médica de los trabajadores del IMSS lo que causó la muerte de esta persona que sólo iba al hospital por unas cortadas en las manos y la cara.
El pasado 20 de junio, relata, a consecuencia de no haber tomado su medicamento, Walton Zaragoza sufrió un ataque epiléptico y al caer se produjo las heridas.
Las de una mano había interesado los tendones y le impedía mover dos dedos, pero con diversos pretextos estuvo varios días en el área de emergencias sin que le hicieran una cirugía, dice.
Mil pretextos
Lo que es peor, afirma, sus heridas estuvieron siempre expuestas, sin protección alguna, y en ese lapso le dijeron incluso que el camionazo de Yécora les impedía pasarlo a quirófano.
Es más, un día un médico le comentó que hablara con el subdirector del hospital para tratar el caso, asegura, pero en eso le avisaron que ya lo iban a trasladar al Hospital de Especialidades para operarlo, por lo que se abstuvo de hacer esa gestión.
Ya como a los cinco días de haber ingresado por urgencias, lo trasladaron a la atención de tercer nivel, sólo que ahí también le dieron muchos pretexto para no operarlo, incluso el de que tenían que analizar el por qué de sus convulsiones.
“Pero eso no era algo nuevo, pues por eso él tomaba pastillas por los ataques epilépticos y por lo único que ingresó al hospital fue por las cortadas”, refiere.
Se complica
Lo que agravó la situación, expone, es que al mantenerlo acostado tantos días y ante la falta de atenciones, sus pulmones se obstruyeron y entonces tuvieron que colocarle un cateter para drenarlos.
El 4 de julio, expone, su tío experimentó una pierna entumecida y los médicos concluyeron que era una arteria tapada, pero a las pocas horas una parte de su cuerpo estaba muy hinchada.
En la cama 326 de la Unidad Médica de Alta Especialidad le dijeron ya entrada la tarde de ese sábado que era urgente amputarle la pierna a su tío y que el medicamento que supuestamente iba a destaparle la vena, nunca llegó.
“La trabajadora social convenció a los hijos de que era lo mejor, pero los médicos aún así dijeron que no saldría bien librado, que iba a morir de todas maneras.
“Lo que era una operación urgente porque podía empeorar, dejaron pasar 24 horas, así que la familia tomó la decisión de no operarle”, manifiesta.
La TS
El domingo 5 de julio la trabajadora social, de nombre Mary, volvió a convencer a los hijos de Walton Zaragoza de operarlo, pero más tarde regresó para lo contrario y que ella conseguiría le dieran de alta inmediatamente para llevarlo a su casa a “morir dignamente”.
El lunes 6, un médico les indicó que la trabajadora social no tenía por qué afirmar eso si sabía que era imposible llevarse al paciente debido a que no aguantaría desconectado de una sonda en su pulmón.
El jueves 9, refiere, le avisaron en la tarde que su tío había fallecido.
“Lejos de descansar por los casi 20 días que lo vi encerrado en ese hospital, un coraje me embarga y deseo contar la historia porque ya no es posible seguir callados y agachados.
“Debemos alzar la voz, porque callarnos solo hace que nuestro país siga en las mismas condiciones”, manifiesta.
Disienten hijos del sobrino
La denuncia de Martínez Miranda tal vez no tenga mucho efecto porque los propios hijos de Walton Zaragoza disienten con su primo y afirman que la muerte de su padre no se debió a negligencia médica y deslindan de cualquier a responsabilidad al IMSS.
La posición de los hijos consta en una carta que entregaron a las autoridades médicas del hospital.