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Indignados y con un sentimiento de impotencia de quien se siente utlizado por intereses ajenos, así se han presentado a declarar ante la Procuraduría Estatal los ciudadanos que fueron funcionarios de casilla en las elecciones del 5 de julio y hoy son acusados como delincuentes electorales por el PRI.
Hablan pero no quieren que se mencionen sus nombres por recomendación de los abogados.
"Es una estupidez, una tontería... ya nadie va a querer participar como funcionario de casilla... a ver con qué gente realizan las próximas elecciones", dice uno de
los acusados.
Él y los demás acusados, alrededor de 48, fueron citados a declarar por la Procuraduría General de Justicia del Estado esta semana. Los citaron uno por uno y
en diferentes horarios y agencias del Ministerio Público.
A él le tocó ante el agente tercero, Denis Corrales Atondo, cuyo trato amable no impide la indignación de quienes se saben inocentes y ahora son exhibidos como delincuentes electorales.
"Recibí la invitación del Consejo Electoral y aunque al principio me daba flojera participar como funcionario de casilla, al final acepté para cumplir con una responsabilidad cívica", comenta.
Él no es de partidos ni de candidatos, solo vota por quien le parezca mejor, aclara.
Con esa forma de pensar, añade, se presentó a cumplir su compromiso el 5 de julio en una casilla donde todo se dio de manera normal, desde la apertura hasta el cierre, y si hubo algún pequeño incidente, agrega, no fue nada que cambiara la votación y cuando ésta terminó todo fue aprobado por los representantes de los partidos, incluido el del PRI.
Los días siguientes se olvidó del asunto hasta que vio su nombre en la lista de ciudadanos acusados por el PRI de haber incurrido en actos delictivos como funcionarios de casilla.
Desde entonces su frustración ha ido creciendo.
"Uno actúa de buena fe, por hacer un bien a la sociedad, y te salen con que eres delincuente electoral... qué poca...", comenta.
Frustrado e indignado:
"Cómo es posible que un día diga el señor Vargas advierta que esto nos pasa por hacer cosas que no se deben hacer... Él ya nos juzgó... Que pregunten, que investiguen si soy del PAN o de otro partido y verán que jamás me ha interesado la política y que el día de las elecciones hicimos las cosas tal como nos dijo el Consejo Electoral".
Las amenazas de cárcel los asustan, reconocen dos de los acusados, porque tienen miedo de que aprehendan a uno como demostración de que sí son delincuentes todos los acusados.
Pero aun cuando les aseguren que no se llegará a esa pena, ya el hecho de interrumpir sus actividades diarias, en el trabajo o el hogar, además de esperar horas en el edificio de la Procuraduría para atender este citatorio, eso es lo que saca de quicio a todos. Su vida normal ha sido alterada por algo que nunca hubieran esperado.
Mientras ellos tratan de controlar su coraje, el agente tercero del Ministerio Público asegura:
"Yo no puedo decir nada, no estoy autorizado."
