Como a muchas otras comunidades yaquis, a El Conti, en Cócorit, llegó con fuerza el azote de las adicciones, sobre todo en menores desde los doce años.
Madres de familia angustiadas, pero al mismo tiempo con miedo hacia los adultos que están envenenando a sus hijos, denunciaron que las autoridades policiacas sólo acuden al lugar “a que le soben las manos”.
Desde los 11 y 12 años los menores comienzan a ser introducidos al mundo de las drogas y ya van unos 25 que deben ser enviados a los centros de rehabilitación, aseguraron.
En especial señalaron a dos hijos de la señora Sara Gocobachi Ibarra como los principales pervertidores de menores, pues en su casa siempre hay jovencitos drogándose.
“Lo malo es que esa señora esconde a sus hijos, que ya están grandes, cuando viene la Policía”, afirmaron.
Mientras esos muchachos, que viven a unos metros de donde se estacionan los camiones suburbanos, sean protegidos por su propia madre, insistieron, nada se podrá hacer.
“Diario los vemos por las calles ´bolseando´ (inhalando cemento en una bolsa de plástico) y con uno que otro niño a su lado”, confirmaron.
Esos dos jóvenes, uno de ellos llamado Julio, incluso provocan riñas, manifestaron, pero se esconden en casa de su madre cuando oyen que llegaron las patrullas.
Apenas el sábado, informaron, hubo un pleito entre Fernando Valenzuela Rojas y Manuel Lugo Guerrero, por rencillas personales, pero al último de ellos la gente lo conoce como “el narquito”.
Esta persona apedreó una camioneta y le estrelló el vidrio, indicaron, e incluso una señora enferma del corazón, Guadalupe Osuna Muñoz, se puso grave por la impresión del pleito y aún es atendida en el hospital.
“Pero a Lugo Guerrero lo soltaron lueguito y ya anda por aquí burlándose de todos”, precisaron.
El comandante de la Policía de Cócorit, Walter López Valenzuela, confirmó la pelea pero dijo que no soltaron de inmediato a Lugo Guerrero por arreglos económicos sino porque hubo un convenio verbal entre las partes.
“Decidieron, delante del juez calificador, ir con el gobernador tradicional para arreglar sus diferencias. Nosotros no podemos involucrarnos mucho en El Conti porque es territorio indígena”, justificó.
Si tienen adictos y saben de la gente que vende drogas, que acudan a la Procuraduría General de la República para que los apoyen a erradicarlos, manifestó.