Sin haber creado empleos o reducido las asimetrías entre los productores, el Procampo debe reestructurarse a fondo porque no ha cumplido sus objetivos.
Para Olegario Carrillo Meza, coordinador ejecutivo nacional de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (Unorca), Procampo sólo fomentó el rentismo, sobre todo en zonas de riego y buen temporal.
“El Procampo se convirtió en una fuente de financiamiento para la adquisición de insumos, en el caso de los pequeños productores, y en otros sirvió como un apoyo al consumo.
“Pero para los grandes productores significó una sustitución del costo de la renta de la tierra”, sostuvo.
El Procampo debe reorientarse, consideró, bajo un esquema integral de apoyo, esto es otorgar los recursos del programa junto con el financiamiento, el crédito y la asistencia técnica, entre otros, como un paquete básico.
El crédito debe de ser una palanca de desarrollo para el campo, argumentó, y para lograrlo es necesario flexibilizar el otorgamiento de las garantías con el fin de ampliar el número de productores atendidos por las instituciones financieras del Estado.
Para los productores de menos de cinco hectáreas es necesario crear un fideicomiso de tasa “cero” que fondee créditos sin intereses, consideró.
Y se debe romper el actual esquema de apoyos desvinculados, consideró, pues hoy cada institución establece reglas de operación complicadas, pero además con un esquema que evita la posibilidad de que varios apoyos concurran al cambio necesario en el campo.
“En lo inmediato, es necesario convertir al Procampo en un apoyo diferenciado como lo señala la Ley de Desarrollo Rural Sustentable: entregar una cuota por hectárea de tres mil pesos para los productores de menos de cinco hectáreas; mil 300 pesos para los productores de más de cinco y hasta 20 hectáreas y mantener el tope de hasta 100 mil pesos por productor”, aclaró.
Para evitar el rentismo, consideró, el Procampo debe ser pagado directamente al dueño de la tierra y debe crearse el Programa de Recuperación de Tierras con estímulos claros para los ejidatarios que regresen a la explotación de su parcela.