Aunque el Valle del Yaqui puede ser considerado como favorecido, económica y ambientalmente, sus productores tienen problemas para participar adecuadamente en el comercio internacional.
Un estudio del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt) sobre el impacto del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, establece:
“El Valle del Yaqui también ha sufrido algunos de los aspectos más negativos de la apertura a los mercados internacionales en los años posteriores a la puesta en marcha del TLC…”
Este impacto se ha visto especialmente en términos de trastorno social entre los productores de menores recursos, tanto del sector privado como del ejidal, establece.
Y es que, según el documento del Cimmyt, el Procampo y otros programas de apoyo a los productores para atenuar las consecuencias del TLC no han dado protección suficiente a quienes ya se hallaban en situación económica precaria.
Al analizar la producción de trigo, los expertos puntualizan que en gran medida las barreras fitosanitarias, los altos costos de producción y la competencia con productores de Canadá y EU, han obligado a encontrar otros mercados.
Pero la sequía y otras oportunidades de producción para la exportación han impactado en la superficie sembrada con trigo, indican, y se busca la diversificación tibiamente.
“Los productores se muestran renuentes a remplazar el trigo por cultivos de más valor como las frutas y hortalizas, debido a sus altos costos de producción, a la incertidumbre climática y a los riesgos del comercio internacional”, puntualizan.
Otras zonas como Sinaloa y Baja California sí han tenido efectos positivos con el TLC, refieren, debido a las condiciones ambientales, los recursos disponibles y anteriores esquemas de inversión en sistemas de producción e infraestructura.
Pero el Valle del Yaqui es un caso interesante de estudio, afirman, por su papel histórico como origen de la segunda reforma agraria y cuna de la Revolución Verde.
Además, posee muchos atributos, como los sistemas intensivos de producción, el riego y la proximidad a Estados Unidos, que puede hacerlo muy competitivo en el comercio internacional, dicen.
Si bien uno de los objetivos principales del TLC, iniciado en 1994, fue modernizar la producción agropecuaria, aumentar su eficiencia y reducir el alto costo de los subsidios, mencionan los expertos, en la práctica los problemas de índole social no han sido solucionados con las políticas gubernamentales.
Hay un lado positivo que es la diversificación productiva, pero se está dando muy gradualmente, refieren, especialmente por la participación de inversionistas privados.
Una esperanza de los productores con el TLC era que llegaran inversiones extranjeras para modernizar las técnicas de cultivo, pero esto no ha adquirido la importancia vista en otros sectores de la economía, establecen.
Pero más que el TLC, lo que ha impulsado la reconversión productiva del Valle del Yaqui no ha sido la inversión extranjera ni los apoyos oficiales.
La intensificación de la sequía ha sido el motor principal para que los productores tomen conciencia de la importancia de contar con una producción y fuentes de ingresos diversificadas para poder hacer frente a condiciones climáticas y de mercado adversas.