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Una de las cinco ojivas que dieron muerte al general Álvaro Obregón en 1929, fue entregada ayer al Museo de la Revolución por su hija María Mona Obregón de Vargas.
Guardada durante décadas como un recuerdo de quien fuera genio militar durante la Revolución Mexicana, la bala disparada por León Toral forma parte ya del museo inaugurado por el gobernador Eduardo Bours Castelo.
Durante su recorrido por el sitio histórico, ubicado donde estuvo la casa de don Francisco Obregón Tapia, hijo del ex presidente de la República, el mandatario estatal protagonizó el paso de esta histórica ojiva a los recuerdos que desde ya pueden admirar todos los sonorenses.
Según contó Francisco Obregón Ortiz, hijo de don Francisco, cuando el cuerpo ya inerte del general Obregón era trasladado en tren desde la Ciudad de México a Navojoa, fue reembalsamado en Tepic, Nayarit, para conservarlo en buen estado.
El médico de cabecera de Obregón, el general de brigada médico cirujano Enrique C. Osornio, volvió a embalsamar el cuerpo y sacó la bala del corazón.
Al llegar a Navojoa lo entregó a doña María Tapia, la viuda del general, quien la conservó siempre consigo y finalmente se la entregó a su hijo Francisco, quien tenía muchos artículos que hoy se observan en el inaugurado museo.
Hace dos años, a unos días de su fallecimiento, don Francisco reunió a sus hijos y nietos, les contó la historia de la ojiva y se las entregó.
En ocasión de inaugurarse el museo, todos consideraron que quien debía entregar la ojiva al museo era su hija Mona, lo cual sucedió durante el recorrido del mandatario estatal.
El museo cuenta con los más modernos sistemas interactivos para disfrutar de las historias derivadas de la Revolución, a través de fotos, videos, ambientaciones de la época, una victrola y diferentes juegos.
