Sólo si cumple con la inocuidad alimentaria, del sistema agrícola y del medio ambiente, será liberada la investigación sobre maíz transgénico en marcha en el Valle del Yaqui.
Juan Manuel de la Fuente Martínez, especialista regulatorio para América Latina de la empresa Monsanto, aseguró que la fase experimental aprobada por el gobierno mexicano para el maíz genéticamente modificado es un paso apenas.
Si en esas pruebas, desarrolladas en tres sitios del valle, así como en Sinaloa, Tamaulipas o Chihuahua, se cumple con generar información sobre la eficacia de los genes transmitidos a las semillas híbridas, se pasará al nivel piloto, dijo.
Al momento solamente se evalúan las condiciones en que los granos responden al ataque de las plagas y la tolerancia a los herbicidas, manifestó, pero el potencial de rendimiento se protege.
Y si se pasa la fase de piloto, con una superficie mayor, entonces se procede a la etapa comercial, expuso, cuando ya los productores podrán adoptar las semillas en base a criterios internacionales de inocuidad.
Ni en México ni en el mundo los transgénicos son nuevos, afirmó, pues en el país se trabaja con soya y algodón con buenos resultados desde hace varios años.
También el maíz ya había sido evaluado pero hubo una moratoria hasta que el gobierno decidió dar los permisos, este año, para reiniciar las investigaciones.
Pero en el mundo, un 75% de la soya que se consume proviene de semillas genéticamente modificadas, en tanto que un 50% del algodón es de esa naturaleza ya y un 25% del maíz consumido en el mundo, es transgénico, sostuvo.
Hasta el año pasado había 125 millones de hectáreas sembradas con transgénicos, afirmó, y 12.5 millones de productores de 25 países han adoptado esta tecnología.
Así como hace 50 años al iniciarse la siembra de maíces híbridos en la región la gente pensó que se desplazaría a las semillas nativas, indicó, de esa manera se está pensando ahora con las genéticamente modificadas.
Con ellas, los productores tienen ahorros importantes en la producción, afirmó, pues se reduce el uso de insecticidas y herbicidas y en consecuencia los rendimientos van a la alza.