A 33 años del último reparto agrario en Sonora, un 85% de los ejidos están rentados a particulares y de ellos un 45% han sido mal cedidos, manifestó Marco Antonio Gastélum Bejarano.
El presidente del Comisariado Ejidal de Quetchehueca manifestó durante la celebración del reparto agrario de 1976 que es necesaria la intervención de la Reforma Agraria para investigar este suceso y dar asesoría jurídica a los campesinos.
A través de la asociación “Ejidos Parcelados y Colectivos del Valle del Yaqui”, que en principio la integran 10 núcleos agrarios, se luchará para revertir la destrucción del ejido, señaló.
Muchas parcelas “concesionadas”, es decir, prácticamente vendidas a particulares, fueron adjudicadas sin formar parte del dominio pleno de los ejidos, precisó, lo cual convierte en ilegítimos los acuerdos realizados.
Son cada vez menos los campesinos que trabajan sus tierras, aseguró, un proceso que debe ser revertido mediante proyectos productivos.
Los hijos de los ejidatarios salen ahora a trabajar a las ciudades, indicó, pero de los 100 pesos que ganan al día 60 se les va en transporte y alimentación, lo cual incrementa la pobreza rural.
Para Ramiro Castelo Delgadillo, del ejido El Henequén, es necesario rebelarse contra el sistema que propicia una embestida de los particulares para apropiarse de los ejidos.
Este bloque de dirigentes campesinos busca precisamente evitar los abusos del gobierno y los particulares contra la gente del campo, afirmó.