En una de las primeras acciones políticas de la administración municipal de Manuel Barro, se imponen nuevas reglas de juego a los locatarios de Mercajeme. El pretexto es la entrega de permisos para vender flores alrededor del inmueble durante la celebración del Día de Muertos.
Después de varias administraciones, el grupo de José Esparza Garibay está a punto de perder el control de los permisos, y con ello el control del Mercajeme.
Desde la administración municipal 1991 – 1994, cuando se transformó el mercado municipal, el entonces alcalde FF se aseguró de poner a un incondicional al frente de este inmueble que agrupa a un número importante de locatarios, pero sobre todo que tiene una significativa importancia estratégica en la política local.
La disputa iniciada previo al Día de Muertos, se agudiza de nuevo a fines de noviembre con la entrega de permisos para la instalación de puestos navideños.
De nuevos las posiciones y declaraciones de los grupos en pugna suben de tono, y la autoridad municipal tiene que negociar para dejar contentos a todos, algo que en política puede significar lo contrario: No dejar satisfecho a nadie.