Horas de confusión y terror vivieron los obregonenses en la tarde noche de este martes tras el estallido de siete granadas en instalaciones policiacas de esta ciudad.
Mientras los peritos tomaban muestras de los artefactos estallados y vidrios de una camioneta, se escuchó de nuevo un estallido, a eso de las 20:05 horas, que descontroló a los agentes de todas las corporaciones y el Ejército.
De inmediato se movilizaron aunque no se sabía de dónde había provenido el ruido, pero una voz alertó que fue en el nuevo Centro de Convenciones de Cajeme, por lo cual todas las camionetas policíacas enfilaron hacia ese edificio.
Los soldados mientras tanto se desplazaron corriendo, con sus armas listas para repeler cualquier ataque y al llegar a las instalaciones ya se encontraban ahí agentes estatales, federales y municipales.
Algunos elementos de cualquier modo se dieron la vuelta por las instalaciones de la Procuraduría de Justicia pero comprobaron que ahí estaba todo tranquilo.
En los patios del ferrocarril se escucharon dos detonaciones pues supuestamente habían encontrado a dos sujetos, con camisas blancas y pantalones oscuros, intentando huir.
La movilización y la adrenalina, inclusive de los reporteros, estaban en su máximo nivel pero poco a poco se fueron calmando.
Dentro de la unidad 23 de un camión urbano una pasajera se desmayó al ver la movilización policiaca y los mismos pasajeros se encargaron de darle los primeros auxilios y la Policía logró que en medio de intenso tráfico pudiera desplazarse la unidad para llevarla a la atención médica.
Cuando todo parecía ya volver a la calma, una versión de balacera en las calles 200 y Kino provocó otra movilización policiaca pero al llegar al sitio los mismos vecinos dijeron que era falso.
Sin embargo los operativos policiacos que bloquearon el tránsito en ese lugar, alertaron a los vecinos y a través de llamadas telefónicas y por otros medios los vecinos pedían a amigos y familiares que no acudieran a este sector por ningún motivo.
El miedo y estupor fueron sentidos también por los habitantes de diversas colonias que comentaban los hechos y cada quien tenía una versión propia de los hechos.
Al filo de las 11 de la noche, la situación parecía retornar a la normalidad.