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El precio del agua para consumo humano obtenida por sistema de desalación no es mayor de 10 pesos el metro cúbico, costo mucho más bajo en relación a carecer del vital líquido.
Por eso las plantas desaladoras son una opción viable y no deben causar temor en la población ni por la calidad del producto ni en torno a su costo para el consumidor final, aseguró Rodrigo González Enríquez.
El coordinador del Centro Regional de Investigación y Desarrollo del Agua y la Energía (Cridae) del Itson, afirmó que la construcción de una desaladora para atender los problemas de agua en Empalme, Guaymas y Hermosillo, reducirá los costos de la misma y por ende los del servicio.
“Los sistemas están creados para que a mayor escala sea menor el costo, por eso la opción es una sola desaladora que cubra los requerimientos de los tres municipios y con ello se termine la sobreexplotación de sus actuales fuentes de agua”, señaló.
Una desalinizadora costaría no menos de seis mil millones de pesos, afirmó, pues sería 20 veces más grande que la operada en Los Cabos, Baja California Sur.
Su financiamiento no representaría un desembolso para los gobiernos, si se toma en cuenta que la iniciativa privada podría construirla, operarla y transferirla a tiempo, como se hace con las plantas tratadoras de agua en Obregón, señaló.
En Sonora, explicó, existen casos de éxito en sistemas de desalación de agua y el bajo costo de los mismos.
Un ejemplo es Maquilas Tetakawi, que pagaba a 30 pesos el metro cúbico de agua al sistema operador del puerto, pero cuando construyó su desaladora el costo les bajó a 12 pesos el metro cúbico y el municipio perdió un cliente cautivo, manifestó.
Lo mismo puede suceder con otras empresas si no se toman previsiones a tiempo para dotar de agua a los municipios con carencia del líquido.
Se requieren más estudios
El investigador señaló que el Itson ya realizó los estudios de factibilidad y los básicos de ingeniería del proyecto para una desaladora en las playas de El Cochorit.
Los resultados muestran ser factible el llevarla acabo, expuso.
En el caso del acueducto de El Novillo a Hermosillo, dijo, requiere realizar también el impacto de estudio ambiental y social para poder hacer comparaciones entre ambos.
Es necesario, indicó, tener toda la información para evitar situaciones adversas como las registradas con el acueducto Yaqui-Guaymas.
La sobreexplotación del manto freático que se da desde 1992 ya afecta al valle del Aluvial donde la tendencia es a desaparecer la flora y fauna del Río Yaqui por falta de agua.
De acuerdo a sus estudios, cada año baja un metro el nivel del agua en la zona.
El Itson, expuso, ya presentó sus estudios en torno a la viabilidad de la desaladora tanto al Gobierno del Estado a través de la Subsecretaria B, así como a los gobiernos municipales de Hermosillo y Empalme.
“Al alcalde de Guaymas no se le ha presentado porque en tres ocasiones nos ha cancelado la cita para tratar el tema”.
