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El nuevo año trae dos riesgos de gran magnitud que podrían definir la vida de los cajemenses en este período:
Uno es el riesgo que corre la administración municipal encabezada por Manuel Barro de no cumplir sus objetivos. Si el gobierno local es superado por los grupos de poder que actúan en la política regional, difícilmente se alcanzarán los cambios que propuso el candidato Barro en campaña y por los que votó la mayoría de los electores.
Un riesgo mucho más grave es el que se cierne sobre la seguridad pública y la convivencia social de Cajeme. Este año el Municipio podría quedar dominado a plenitud por el crimen organizado, como ha sucedido en otras regiones del país.
La otra cara de la moneda son las oportunidades que ofrecen estas circunstancias.
El 2010 puede ser el primer año de una administración municipal que realmente cumpla con las expectativas de los cajemenses por una vida pública más democrática y transparente, sin las simulaciones y prácticas corruptas de la administración anterior.
Manuel Barro Borgaro decidirá si aprovecha esta oportunidad y gobierna para todos los cajemenses, o gobierna para los grupos de poder.
Presidir un municipio contando con un gobierno estatal y una presidencia de la República del mismo partido, es una situación afortunada que no debe desperdiciarse.
Otra oportunidad es la que se ofrece a todos los cajemenses para construir una sociedad más solidaria. Ante los embates de la crisis económica, de los grupos que acaparan las decisiones públicas y de la violencia sistemática que amenaza a nuestra comunidad, la única opción es superar la actitud de indiferencia y recelo, la obsesión por el consumo y el bienestar individual.
Hay organizaciones civiles que ya están trabajando en este proyecto de sociedad solidaria, algunos tienen años en esa ruta, pero el objetivo no será alcanzado si no se suma a ellos la mayoría de los cajemenses.
2010 puede ser un buen año para empezar esta marcha por la vía de la solidaridad.
