Este pasado miércoles 18 de marzo, Pemex llegó a los 76 años de existencia y de seguir haciéndonos creer que es una empresa que trabaja por y al servicio de los mexicanos.
Desconozco si con la expropiación ocurrida un 18 de marzo a manos del ex presidente Lázaro Cárdenas habría nacido también la empresa que en sus inicios lucía un charrito sambo, lo que si sé es que cada vez que se conmemora un año más de la expropiación los presidentes en turno se rasgan hasta el último de los buenos trapos con que se alicusan para la ocasión para hablarnos de las bondades y del milagro que sigue siendo la paraestatal a casi ochenta años de su existencia. En el mensaje se subraya—faltaba más— que Pemex no sería lo que es y significa para la economía de México sin sus principales aliados, los trabajadores, afiliados al segundo sindicato más importante de México y América Latina, despuecito, claro está, del SNTE que todavía regentea la maestra Elba Esther Gordillo. En este su 76 aniversario, por supuesto que no podía ser la excepción y una vez más, como ha sido la costumbre, Calderón, quien presidió la inútil ceremonia nos dijo lo de siempre; que Pemex seguirá siendo de los mexicanos.
La barrabasada en cuestión, el chorizo de hoy, cual diría la chaviza , no tendría la menor trascendencia y estoy casi seguro que se nos hubiera escurrido como se nos han resbalado las otras 75 ocasiones que nos han dicho lo mismo, sin embargo, en esta ocasión, Calderón remueve la herida, pone el dedo en la llaga, pues, al hacer tan baladí declaración, carente por completo de veracidad, cuando los mexicanos, todos, no nos hemos repuesto aun del último gasolinazo que nos asestó apenas en días pasados la llamada empresa de los mexicanos. Coletazos que por cierto, parecen no tener fin, como tal lo acaba de acotar el ex gobernador Manlio Fabio Beltrones que desde su posición como líder de la bancada del PRI en el senado le acaba de pedir a Calderón que cese ya la escalada de aumentos de las gasolinas tan nuestras y que tanto daño ha venido causando a la ya de por si frágil economía de los mexicanos, a tal grado así que en un descuido, estamos por imitar a las llamadas ADIRMÁQUIDAS de la antigüedad que la emprendían a mordidas con los piojos en represalia a su intolerante presencia, con la salvedad de que el piojo que nos recrudece merced los gasolinazos y la escalada de aumentos que trae consigo, no entiende de mordidas ni represalias. En fin que, con lo mismo que con el bicentenario y los 100 años de revolución, nada digno que escribir a casa con el llamado gobierno para que vivas mejor, si, pero con la crisis y la violencia. Y VOLVIENDO con Calderón, pues por lo visto el paso a seguir es que los juarenses le van a pedir que no los ayude yendo a visitarlos tan seguido pues cuando apenas habían pasado unos minutos de que el michoacano hubo abandonado la sangrante frontera tras presidir el programa emergente “ Todos somos Juárez”, el narco crimen contestó con siete ejecuciones al hilo como diciendo, “ tengan su Juárez”. Lo anterior confirma que a los barones de la cosa Nostra no los amilana tampoco el hecho de que mister Obama haya autorizado la incursión de siete organizaciones policiacas que al estilo de pasadas expediciones punitivas, andan por suelo patrio como Pedro – en este caso, Peter—por su casa en busca de los criminales que en México todo mundo sabe quienes son, pero que nadie encuentra.
FIERRITOS EN LA LUMBRE.
Y como la presencia de la mujer de hoy está en la oficina, la industria y hasta en la grilla, este pasado viernes, Cajeme amaneció nublado de cacerolas y mandiles al aire – sin agra—cuando las féminas de casa que están en contra de que Padrés se lleve el agua del Novillo con rumbo a Hermosillo, agarraron el sartén por el mango para tomar las inseguras calles de Cajeme y gritarle a Padrés, al son de los sartenes su desacuerdo y absoluta negación al SONORA SI. La cita, decían los poco más de cincuenta mil volantes que circularon desde días anteriores se dió en punto de las nueve treinta de la mañana, en la esquina de 5 de febrero y Náinari de donde marcharon con rumbo a Palacio Municipal y en donde se hicieron escuchar por espacio de una hora, a punta de sartén y cuchara en defensa, dicen ella, del patrimonio de sus hijos y las futuras generaciones. Tierrita volada!. Sería muy bueno que ahora que el ayuntamiento de Cajeme está por poner en marcha la nomenclatura de nuestras calles, -- ya intentó usted dar con algún domicilio de las nuevas y viejas colonias de la periferia?, se decidieran también por desagraviar la memoria de algunos personajes a los que alguna vez se decidió por honrarlos poniéndole su nombre a algunas calles, pero en donde lo que menos se lee es precisamente el nombre de estos. El caso más reciente es el del maestro Rosendo Montiel Alvarez el que para colmo, vive por la calzada que lleva su nombre, pero su apelativo no se encuentra a lo largo de esta y, lo peor, la autoridad misma insiste en llamarla con su antiguo nombre; calle norte o Benjamín Franklin, cuando el acuerdo de cabildo firmado por el entonces alcalde Raúl Ayala establece claramente que la calzada en mención llevaría el nombre de Rosendo Montiel – a solicitud de Apalba, por cierto—partiendo de las vías del ferrocarril, hasta su terminación rumbo al oriente de la ciudad. Para las nuevas generaciones, Montiel Alvarez es el autor de todas esas bellas melodías con las que se enamoraron los padres de esta nueva generación, no solo de Sonora, sino de todo México, con canciones que interpretaron desde Magda Franco, Vicente Fernández, el puma, José Luis Rodríguez, la Sonora Santanera, Humberto Cravioto y por supuesto, los Freddys, Bronco, Vicky Carr y lo más granado de los cantantes mexicanos. Rosendo es oriundo de Guaymas pero desde hace muchísimos años adoptó a Cajeme como la tierra que escogió para vivir y en donde deambula, como un cajemense más al que no lo ha mareado la fama ni el éxito. Sugerencias y comentarios; premiereditores@hotmail.com o al celular, 6449972972