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Porque hoy más que nunca el pensamiento de Benito Juárez de que "entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz", es tiempo ya de respetar a Cuba, declaró Miguel Ángel Castro Cosío.
A nombre del Grupo de Amigos de Cuba Revolucionaria de Ciudad Obregón, el dirigente social enfatizó que ante la muerte del preso Orlando Zapata y la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, la crítica anticubana se ha recrudecido.
El gobierno de Estados Unidos no tiene autoridad moral para condenar a Cuba por supuestas violaciones de derechos humanos cuando ese país tiene la tasa de encarcelación más alta del mundo y mantiene numerosos presos políticos, afirmó.
Figuran entre esos presos cinco cubanos, a saber Antonio Guerrero, Fernando González, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y René González.
Ellos lucharon contra actos terroristas patrocinados por los mismos que apoyan a Zapata y Fariñas, sostuvo.
Estados Unidos si practica la tortura en sus cárceles y en prisiones militares como Abu Ghraib en Irak y Guantánamo en Cuba.
Pero quienes conocen la realidad cubana saben que Zapata estuvo encarcelado por una serie de delitos comunes cometidos en Cuba con lujo de violencia durante la década del 1993 a 2003.
“Y que yo sepa, los delitos comunes, en México, en China y en Cuba, no son por motivos políticos. Son delitos del fuero común”, estableció.
Ese preso nunca figuró en la lista sobre presos políticos, dijo, sino que durante su último encarcelamiento elementos contrarrevolucionarios lo animaron a lanzar su huelga de hambre para exigir una televisión, estufa y teléfono personal en su celda.
Fariñas a su vez, el hombre que los medios de comunicación presentan como un “inocente angelito” no está encarcelado sino que realiza su huelga de hambre 23, incluida una en la cual exigió acceso a internet en su casa en forma gratuita.
“Debe saber todo el mundo y los ciudadanos honrados que el “periodista” Fariñas es, desde hace años, colaborador de Radio Martí, emisora financiada por el gobierno norteamericano, pero políticamente dirigida por las fuerzas más reaccionarias de Miami.
“Y su meta ha sido, es y será la desestabilización de Cuba y, de su sistema democrático socialista que impera en el país por voluntad de 11 millones de cubanos”, afirmó.
