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PHOENIX. Esta ciudad, una de las más prósperas de Estados Unidos, empieza a calentarse. Las marchas, las protestas y los gritos iracundos por una nueva ley contra los indocumentados han sido la tónica de los días recientes.
La protesta llegó a su clímax este viernes cuando la gobernadora Jan Brewer firmó la ley. Cientos de personas se arremolinaron alrededor del Capitolio de esta ciudad.
Pero mientras unos protestan, otros, la mayoría, permanecen ocultos, trabajan silenciosamente como mozos de limpieza, peones de albañilería, jardineros, cocineras... y tratan de que su presencia no se note.
Quieren pasar como invisibles para todos, pero en especial ante cualquier visita de agentes de la migra. Si lograron convencer al patrón para que los contratara por un mínimo sueldo, no podrán convencer a los agentes para que los dejen libres. Sobre ellos caerá todo el rigor de la nueva ley en contra de los indocumentados.
Y así tienen que vivir, escondidos, callados, tratando de no hacer un ruido o cualquier movimiento que los exhiba.
Así caminan por las calles, de prisa, lo más pronto posible de la casa al trabajo y viceversa. Es la angustia diaria que sufren las víctimas de una cacería feroz, una cacería de humanos disfrazada con el camouflage de la ley.
Ellos son nuestros compatriotas, y aunque no lo sean, aunque vengan de Centro o Sur América, igual enfrentarán esta cacería feroz que los acecha.
Usted, acá, en su país, tal vez no la pase tan bien con su trabajo y sus ingresos, menos con la violencia que impera hoy en México, pero al fin y al cabo está en su país.
Nadie lo castigará a usted por ser moreno y tener toda la estampa de mexicano.
Puede estar tranquilo.
Pero imagínese que un día de éstos va a cualquier lugar de Arizona, digamos Tucson o Phoenix para hacer comprar y visitar parientes.
Imagínese que se le pierde el pasaporte y no tiene como comprobar su estancia en el país vecino.
Véngase cuanto antes, porque su aspecto de mexicano lo delatará como un posible criminal y será detenido y enviado a una cárcel... mientras averiguamos.
