Desde que hace 50 años a don René Gándara Romo, entonces alcalde de Cajeme, se le ocurrió construir la laguna del Náinari, por primera ocasión será desazolvada.
Y aunque han pasado dos meses desde que se iniciaron los trabajos para desaguarla, se lleva apenas el 60% de avance debido a que el tubo por donde drena es pequeño.
El arquitecto Óscar Sánchez González, secretario de Desarrollo Urbano, declaró que se romperá el tubo para que el agua restante pueda salir en unos 15 días más.
De no hacerlo, expuso, se tardarán otro mes en eliminar el líquido.
Mientras el drenado de la laguna avanza, también los malos olores del sedimento acumulado por años, por lo cual se trabaja a marchas forzadas para tratar de eliminarlo, dijo.
Los animales del lago, cuya capacidad de almacenamiento es de 400 mil metros cúbicos con un tirante o profundidad promedio de 1.5 metros, expuso, son colocados en un santuario creado por alumnos de Itson e Itesca.
La idea es desazolvar el vaso de la laguna y rectificar el fondo, declaró, a fin de que tenga aireación constante y no haya crecimiento de microorganismos dañinos como la amiba de la vida libre.
Una vez seca la laguna, tardarán siete semanas para los trabajos de rehabilitación y llenado y es posible que puedan sembrarse ahí incluso lobinas para la pesca deportiva.
Con dos kilómetros de diámetro y una vegetación que es considerada el mayor pulmón de la ciudad, la laguna permite deportes como la caminata, observación de aves e incluso canotaje en su momento.