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Si por los hechos habremos de juzgar el papel que ha tenido la PGR en cada uno de los casos en que se hace necesaria la atracción de algunos asuntos peliagudos en los que ha estado en juego la seguridad del Estado, pues con perdón de los señores legisladores que en estos momentos están pidiendo que la dependencia federal atraiga el caso Diego, les tengo una mala noticia en ese sentido; ni uno solo de esos casos en los que ha intervenido la “ pejeerre” han sido solucionados, hasta ahora. Y vaya que ya han pasado algunos añitos.
De los casos que más se recuerden y que hayan sido de mayor trascendencia, debido a la gravedad del asunto, ahí están los asesinatos de Francisco Ruiz Massiu, el cuñado incómodo de Carlos Salinas de Gortari; el magnicidio de Luis Donaldo Colosio y últimamente la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo que a casi un año de ocurrida sigue en las mismas. Algunas consignaciones, si acaso, pero ni uno solo de los responsables ha pisado la cárcel aun. Ah, por supuesto, de lo último que se ha dicho, la ligera declaración que vino a hacernos aquí el todavía secretario de gobernación, Fernando Gómez Mont, cuando enfocó todas sus baterías en contra de funcionarios del pasado sexenio estatal, situación que en nada satisface a los deudos de los 49 infantes que siguen en pie de lucha en espera de respuestas que les convenzan.
De acuerdo a las últimas versiones, todo parece indicar que se trata de un secuestro. La mayor evidencia que se tiene para colegir lo anterior, son las declaraciones del ex procurador Antonio Lozano Gracia en los tiempos de Zedillo, de muy triste recuerdo, por cierto, célebre por el caso de un ex diputado federal que hasta la fecha, sigue en calidad de desaparecido no obstante a la intervención directa de la dependencia a cargo en esos momentos de Lozano Gracia, cuyos métodos “ científicos” de por esos días, -- la clarividencia—siguen en entredicho.
A juzgar por las declaraciones de Lozano Gracia, en las que se llama dispuesto a negociar en nombre de la familia del jefe Diego, todo hace suponer que el ex senador y diputado fue víctima de un secuestro. Y si a esto le agregamos el que el EPR ( Ejército Popular Revolucionario ) ya se deslindó del asunto, pues no hay otra que colegir que se está ante un secuestro más, de esos miles que se cometen a diario en México. Lo que queda por esperar aquí es que los secuestradores sean gente profesional y que aun tengan en su poder al influyente político, de lo contrario, de tratarse de malandrines improvisados, se pudiera esperar lo peor.
FIERRITOS EN LA LUMBRE
Y ahora que Yucatán le acaba de propinar la felpa que ya todo mundo anticipaba al dirigente nacional del PAN, César Nava, al perderse la alcaldía y la mayoría de los escaños en el Congreso del estado, en quién estará pensando Calderón para substituir al principal fans de Mari Lú?; sobre todo, si el ejecutivo federal, ahora que llegue de su gira por España y los Estados Unidos, habrá de encontrarse con el polvorín que constituye el secuestro o desaparición de un político de la estatura de Fernández de Cevallos que no es cualquier cuico de la esquina.
Y a propósito de polvaredas, ¿qué habrá pasado en la hermana república de Navojoa en donde un contingente de 70 marines toman por asalto un pequeño barrio de la ciudad, cateando algunas residencias? Hasta el momento, ninguna autoridad ha declarado nada al respecto en el operativo en el que habrían tomado participación algunos helicópteros y vehículos blindados. ¿Tendría esto que ver con la búsqueda del jefe Diego o la supuesta detención, aquí en Sonora de Nacho Coronel, supuesto lugarteniente del Chapo Guzmán? ¡Que lo averigüe Vargas!.
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