|
Sí, el cigarro hace daño. Si fumas mucho corres el riesgo de contraer cáncer o enfisema pulmonar.
He visto en internet como quedan los pulmones, negros, como pura ceniza, pulmones de fumador.
Pero es igual de dañino comer mucho huevo. Incrementa el colesterol, te tapa las venas y ocasiona un paro cardiaco. Nomás. No más.
Tomar una o dos copas de vino al día puede ser bueno para la circulación de la sangre, dice, pero tomar muchas te daña el hígado, te lleva la cirrosis y de allí a la tumba.
Hacer ejercicio es magnífico, pero si tienes más de cuarenta años y te excedes pronto aparecen los daños en la rodilla, en los tobillos o en cualquier otra parte del cuerpo. Y quizá hasta el corazón, por tanto esfuerzo, puede resultar dañado.
Ser vegetariano no te hace mejor, al contrario, te priva de las proteínas animales que necesitamos para nuestro metabolismo. Además te priva de saborear un exquisito bistec.
Así podemos seguir señalando los daños que causan los excesos.
Pero hoy el exceso de tabaco hace que los santones de la salud levanten la voz y clamen la llegada del apocalipsis para los fumadores.
La campaña ha hecho eco y qué bueno. Sería mejor que nadie fumara, sobre todo las jovencitas que se han vuelto en fumadoras empedernidas.
Antes ir a una fiesta o a un antro era sumergirse en una nube de humo de cigarro, experiencia que nos marcaba con un complejo de culpa al enterarnos que los fumadores pasivos corren los mismos riesgos que los fumadores. Uf!
Tan bella que era la vida antes cuando uno podía fumar unos cigarros en compañía de los amigos, alrededor de una taza de café o acompañado con cervezas. Reuniones amables, no pasaba nada.
Qué delicia era esperar a la persona amada en un restaurant, y mientras ella llegaba fumar dos o tres cigrarros, aspirar el humo y exhalarlo.
Todo eso se acabó. Si fumas en el antro te mandan a la sección de fumadores y los demás te miran como leproso.
Si fumas en el café mientras esperas, el mesero te ordena que apagues el cigarro o te sales.
Disfruta un cigarrillo y no faltará impertinente que te recuerde todos los daños que causa el tabaco.
A esto hemos llegado. Una decisión tan personal como fumar merece toda la represión y censura de los fanáticos de la vida sana.
Así las cosas, los fumadores deberíamos hacer campaña contra los idiotas que hablan con el celular mientras manejan. Ellos son más peligrosos que nosotros.
Podríam publicar un manifiesto contra los maestros de yoga y vendedores de comida ultra sana, contra todos aquellos que a base de mentiras hacen creer a la gente que vivirán más años si compran todos los productos que les recomiendan.
En fin, hay tantas cosas dañinas a las que está expuesta hoy la humanidad, y la mayoría son peores que el tabaco.
Bueno, no vamos a hacer nada de eso. Pero por favor déjennos saborear nuestro cigarro. No nos miren mal, no somos asesinos en potencia, sólo somos fumadores.
