El presidente de EU Franklin Pierce influenciado por Jefferson Davis su secretario de guerra se obstinó con la idea de hacer un ferrocarril y vió la oportunidad de quitarle a México ante el pusilánime y antinacional gobierno de Antonio López de Santa Ana los terrenos de la región de La Mesilla y en la mira tuvo a los estados de Sonora, Chihuahua y Baja California.
El viejo condado de Pima fue uno de los cuatro condados originales que formaron el territorio de Arizona en 1864, idéntico al territorio de La Mesilla integrado a los EU supuestamente mediante una compra a México, es decir desde el Río Colorado a la frontera con Nuevo México de oeste a este y del Río Gila a la frontera con México de norte a sur.
Los actuales condados de Cochise, Graham y Santa Cruz fueron creados a partir del territorio correspondiente originalmente al de Pima.
El historiador José Fuentes Mares sintetiza el despojo de ese territorio: “los norteamericanos lo exigieron bajo la coacción de todas las amenazas, sin otro titulo que su falta de escrúpulos y su poder”. (Santa Ana, Aurora y ocaso de un comediante, Ed. Jus, Mex.1961).
Esta supuesta compra de La Mesilla se dió en un contexto de presión por la reciente guerra de EU contra México golpeado por la revolución de independencia y los acosos coloniales de Francia e Inglaterra por lo que fue un tratado ilegal conocido como The Gadsden Purchase, en el cual al gobierno se le puso entre dos filos: o te dejas comprar o te hacemos la guerra.
La compra venta fue de 10 millones de dólares, anticipando 7 millones, quedando a deber 3 millones de los cuales no existen pruebas comprobables de su pago posterior.
Santa Ana gastó todos sus pertrechos monetarios y militares para combatir al movimiento opositor de Juan N. Álvarez, dispuesto a firmar “cualquier cosa que se le pusiera enfrente” con tal de hacerse de recursos, y firmó el tratado de La Mesilla perdiendo Sonora mas de la tercera parte de su territorio original.
Sonora enfrentó en 1854 los afanes de explotar minas de oro y plata, la invasión primero del norteamericano William Walker y después del filibustero francés Raousset Boulbon que llegaba de San Francisco con intenciones de asentar una colonia en Guaymas. Este último trató de promulgar la independencia de Sonora.
James Gadsden representante del presidente norteamericano Pierce explicaba que no tenia nada que ver con esas invasiones, pero no le creyó el gobierno mexicano, ordenando la expulsión de los expedicionarios.
Posteriormente llegó la presión de guerra sobre la intención de apropiarse de La Mesilla consumada con una supuesta compra por 10 millones de dólares. Sin embargo solo se pagaron 7, nunca fueron entregados los 3 millones de dólares restantes con el pretexto de que la frontera no estaba trazada totalmente; pero no era mas que una medida oportunista, sabedores de la falta de recursos del gobierno de Santa Ana y la necesidad que tenía para enfrentar las insurrecciones en su contra en Tamaulipas, Nuevo León y Michoacán.
De esta manera aquí hubo un fraude por que la mitad de esos 3 millones adeudados por la compra de La Mesilla se lo entregaron en pagarés a la casa comercial neoyorkina Howland & Aspinwall.
El ministro del exterior mexicano Díez de Bonilla aludió al primer artículo del tratado de Gadsden exigiendo que el territorio de La Mesilla debía permanecer en Statu Quo por que no finalizaban los trabajos para delimitar la frontera, insistiendo en que los EU debían entregar a México el resto de la indemnización para poder tomar posesión de la zona, exigiendo su desocupación si no se le entregaba lo que se adeudaba.
Con el pretexto de que el régimen mexicano avanzaba al absolutismo, Gadsden recomendó al senado de EU por enésima vez retener el resto de la indemnización y justificó la ocupación de La Mesilla asegurando que no había cláusula alguna en el tratado que señalara el periodo de ocupación, que la posesión era un derecho del comprador y que la frase sobre el finiquito sobre los restantes tres millones no prohibía ocupar o extender la jurisdicción sobre todo el dominio cedido pues de ser así, el retraso de los comisionados podría implicar la anulación de todos las concesiones de un tratado después de que la recompensa por ellas hubiera sido pagada. (Ibíd. Óp. Cit)
Santa Ana fue derrocado en 1856 y no recibió el pago por la compra de Gadsden, tratado que el negoció y firmó.
Al arribar al poder los federalistas con la caída de Santa Ana, estos nulificarían cualquier tratado o cualquier venta de territorio hecho por el dictador, a lo que Gadsden encontró otro pretexto para recomendar no liquidar el adeudo.
Gadsden le escribió al departamento de Estado de EU que Juan N. Álvarez se quejaba en Acapulco con el cónsul norteamericano de que este lo acusaba de pretender comprar Sonora.