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Cuando “María” intentaba salir a la calle, repentinamente se detuvo porque escuchó detonaciones de armas de fuego.
El minuto que duraron aproximadamente los balazos, que a ella le pareció una eternidad, fue suficiente para tomar a su niña y esconderse con ella en el baño.
De ahí no pararía de llorar y hasta que vio a mucha gente fuera de su casa, así como las torretas de la Policía iluminando las calles, tuvo valor para salir y observar que dos personas murieron a punta de balazos.
Los hechos, a unos cuantos pasos de su domicilio, por la calle de Las Cumbres y bulevar Casa Blanca, donde yacía tirado un cuerpo a un costado de una camioneta Ram 2500, color blanco, con placas UV 72 594, de Sonora.
El piloto también estaba muerto sobre el asiento y los empleados de la Procuraduría de Justicia tomaban huella y marcaban el sitio donde quedaron los más de 70 casquillos de balas.
Los vidrios de la camioneta destrozados por las balas percutidas por ocho sujetos que de acuerdo a vecinos del lugar descendieron de una camioneta Titán de color guinda y dispararon.
Habían salido por la calle Las Cumbres e interceptó a la RAM en el bulevar.
Minutos más tarde la policía encontró la Titán abandonada en la colonia Las Areneras, por el bordo del canal Bajo.
Otros testigos vieron detrás de la RAM una camioneta Ford Lobo de color negra que tras los disparos salió a fuerza de carrera, al parecer con una llanta ponchada.
La unidad fue abandonada cerca, por las calles Jesús García y Alfonso Rosas, en la colonia Tepeyac, al poniente de la ciudad.
Ni en la Policía Municipal ni en la Estatal Investigadora informaron detalles del suceso, por lo que los asesinados fueron catalogados como “desconocidos”.
Se supo, empero, que las víctimas fueron Héctor Alfonso López Valdez, de 30 años, y Noé Montoya Yáñez, de 24, de Guasave, Sinaloa.
Mientras tanto, “María” revisaba la pared de su casa con ocho impactos de bala y el carro de su vecino, un Nissan Sentra al cual le entró una bala muy cerquita de la placa trasera.
Y lamentaba que esos hechos se presenten en la colonia, porque en esa área muchos niños corren por la tarde debido a la cercanía de un parque de juegos.
