TÓRIM, RÍO YAQUI.- Aunque muchos solamente esperan los meses de mayo y junio para distributar las pitahayas, pocos saben que esa planta sirve también como medicina contra la picadura de víboras.
O bien, el wareke que puede ser utilizado en úlceras o llagas difíciles de cicatrizar y el seviri, cuyas bolitas tatemadas son usadas para curar los llamados “pujos”, que provocan estreñimiento en las personas.
La pulpa del tallo de esa planta purifica el agua que uno va a tomar.
A través de los siglos, la medicina basada en las plantas ha sido básica para las comunidades indígenas del país.
Encuentro
Durante el fin de semana, curanderos tradicionales de los pueblos indios del sur de Sonora se reunieron en Tórim para intercambar experiencias y concluyeron en que si bien es bueno acudir al médico, no siempre la medicina de patente es benéfica.
Por ser demasiado “fuerte”, afirman, muchas veces es más el daño que provocan al cuerpo que los beneficios aportados.
Antonio Mexía Muñoz, director de Culturas Populares en Cajeme, destaca que en el encuentro participan sobadores, hierberos, curanderos, hueseros y las parteras de yaquis, mayos y guarijíos de Álamos.
Los sobadores, designados en lengua yaqui yeewikeme, constituyen el grupo más numeroso de los médicos tradicionales, sostiene, contra enfermedades como susto y caída de la mollera, tripa ida y diarrea, mal puesto, empacho, anginas, susto, empacho y basca.
Durante sus intervenciones, la mayoría de las y los curanderos dicen haber traído el don o bien que lo heredaron de sus madres o abuelas, a quienes observaron de pequeñas mientras realizaban su trabajo.
Curanderos
Los curanderos o yanajitebil pueden trabajar como parteras, hierberos, hueseros o sobadores e, inclusive, llegan a ejercer todas estas especialidades.
Sus trabajaos van encaminados a desterrrar el mal de ojo, susto, mal puesto, envidia, latido, calentura de huesos, dolor de cabeza, dolor de cuerpo, anginas, dolor de corazón, basca, parásitos, "potencia sexual", frialdad en la matriz, purgación, desconcertado y sarna.
A su vez los sobadores o hueseros atienden dolores musculoesqueléticos, desde quebraduras, fracturas, nervios encimados o desblocamiento, desconcertados, luxaciones, lastimados, golpes del cuerpo, susto, caída de la mollera y empacho.
Y las parteras han sido entrenadas por sus madres o abuelas para atender no solamente la recepción de los bebés al mundo sino el acomodo de la matriz, niños mal acomodados, tripa ida y mal de ojo.
Hasta niñas
La mayoría de los que se dedican a la medicina tradicional son mujeres, pero también uno que otro varón la practica e incluso niños, como Abril, de Loma de Guamúchil, que ya ayuda a su abuela, Alejandra Hernández Espinoza, a preparar sus pomadas medicinales.
Un gran número de plantas son usadas para la cura de enfermedades, desde el músaro, la gobernadora, palo fierro, salvia, ocotillo, kosawi, hierba del venado, chicura, golondrina, batamote, guachapor, epazote, toloache, hierba del indio, coquillo, higuerilla, mezquite, eucalipto, citabaro, álamo y muchas mas.
Los curanderos señalan que es necesario mantener esta tradición porque la naturaleza ha sido pródiga con el hombre al dotarle de plantas o alimentos que ayudan a remediar sus enfermedades.
Todo es cuestión, sostienen, de que tengan fe en Dios para salir adelante en muchos males que algunas veces parecen incurables.
Siete curanderas y un curandero
Alejandra Hernández Espinoza, Loma de Guamúchil
Ofelia Pérez Sewaticio, de Loma de Guamúchil
Albertina Cajeme Moroyoqui, de Pótam
Jesús Ricardo Martínez, de Vícam
Téofila Mendoza Molina, de Tórim
Eloísa Gotobopicio Cota, de Loma de Guamúchil
Severa Matuz Valdez, de Rahum
Feliciana García Espinoza, de Vícam
Las 8 plantas
Toloache, contra dolores musculares, asma, heridas
Pitahaya, contra picadura de víboras
Wareke, para cicatrizar llagas o úlceras
Choya, contra dolor de riñones
Seviri, contra el pujo
Gobernadora, para calentura de frío
Palo fierro, para la insolación
Salvia, para la tos y resfriado