Una alianza que permitirá conjuntar la ciencia con los programas nacionales de investigación y extensión que sirven a los pobres en los países en desarrollo, propuso el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt).
En la propuesta entregada al Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR por sus siglas en inglés), se indicó que la estrategia fue concebida para asegurar que la investigación agrícola internacional financiada con fondos públicos ayude lo más eficazmente posible a lograr un incremento marcado en la productividad.
Al mismo tiempo, se expuso, para renovar y reforzar la resistencia del cereal a enfermedades y plagas, mejorar su adaptación a climas más cálidos y reducir sus requerimientos de agua, fertilizante, mano de obra y combustible.
La “alianza global para mejorar la seguridad alimentaria y los medios de vida de las personas de escasos recursos en el mundo en desarrollo” fue enviada para su análisis a más de 60 países productores de trigo en África, Asia y América Latina y más de 25 institutos de investigación, se dijo.
Y es que, se indicó, las recurrentes crisis de alimentos, junto con el desastre financiero mundial, los volátiles precios de los energéticos, la merma de recursos y el cambio climático, ponen en riesgo los medios de vida de millones de personas de escasos recursos.
Características
Según el documento, el trigo aporta la quinta parte de los alimentos que consume la humanidad y ocupa el primer lugar como fuente de proteínas y es superado sólo por el arroz como fuente de calorías.
El trigo, se indicó, es un alimento básico para los 2.5 mil millones de personas pobres, en particular mujeres y niños, que sobreviven con menos de dos dólares estadounidenses al día en aquellos países donde el trigo se ubica entre los tres cultivos alimentarios más importantes.
De acuerdo a las proyecciones, la demanda de trigo se incrementará en un 60% para 2050, pero, en contraparte, las temperaturas elevadas inducidas por el cambio climático reducirán en un 29% la producción en los países en desarrollo.
Esta situación empeorará como consecuencia de los rendimientos estancados, del incremento de los costos del riego y de los fertilizantes, y de la aparición de variantes nuevas y virulentas de enfermedades y plagas, se aseguró.
En el Cimmyt establecido en Obregón, uno de los principales del mundo, se analizó este documento que destaca cómo el trigo es el cultivo más sembrado del mundo, con una producción global de más de 600 millones de toneladas en 210 millones de hectáreas en Europa, Asia, África del Norte y América.
Se indicó que la superficie cultivada con trigo se ha duplicado en los últimos 50 años y el volumen de producción por hectárea casi se ha triplicado, en parte por programas nacionales, regionales e internacionales de fitomejoramiento por generar variedades mejoradas.
Además, el trigo es también el grano alimentario más comercializado del mundo, pues se venden cerca de 105 millones de toneladas, el 18% de la producción mundial, cada año.
Cómo trabajará
La alianza será liderada por el Cimmyt y se trabajará bajo 10 iniciativas estratégicas que buscan, en principio, incrementar la eficacia y el impacto de la investigación de trigo con tecnologías nuevas, reforzada por mejores políticas públicas.
Se buscará también ayudar a entre 10 y 15 millones de agricultores a adaptar e implementar las técnicas de la agricultura de conservación con el fin de aumentar en un 15% a 20% la productividad de los sistemas de producción, tanto irrigados como de temporal.
De esa forma se quiere contribuir a mitigar el cambio climático y adaptarse a él, reducir la erosión y degradación de suelos y disminuir el uso de mano de obra y el consumo de combustibles, se manifestó.
Se aplicarán también métodos novedosos que permitan a los 15 millones de pequeños agricultores que viven en zonas irrigadas producir trigo con menos fertilizante y agua, se dijo, y a los pequeños productores de trigo en zonas de temporal incrementar sus rendimientos y reducir el riesgo de sufrir pérdidas económicas.
Se investigarán variedades robustas preferidas por los agricultores, que permitan mantener un crecimiento del 1% anual en la productividad de trigo gracias únicamente al fitomejoramiento, sin tomar en cuenta las intervenciones agronómicas y pese a los efectos del cambio climático que de otra forma seguirían mermando la producción de trigo.
Genética
El trabajo de mejoramiento de la resistencia genética a las enfermedades, plagas y virus que provocan pérdidas económicas considerables en millones de hectáreas de trigo, se reforzará con el fin de resguardar la producción de trigo en los países en desarrollo, valorada en 1.0 a 2.5 mil millones de dólares.
Se aplicarán tecnologías genéticas y fisiológicas nuevas que restauren la productividad de trigo en aquellas zonas del mundo en desarrollo que son vulnerables al estrés por calor y sequía inducidos por el cambio climático.
Mediante esta alianza, se expuso, se harán intervenciones genéticas de vanguardia a fin de romper las barreras que impiden aumentar los rendimientos del trigo, con el fin de lograr un aumento de hasta un 50%.
Se adoptarán al mismo tiempo sistemas de producción de semilla de trigo que sean más diversos y que ofrezcan a los productores de los países en desarrollo un acceso más rápido a las variedades mejoradas, gracias a la mayor participación de los sectores público y privado.
Y se establecerá una base de datos orientada a los investigadores y fitomejoradores, gracias a la cual podrán utilizar mejor la diversidad genética innata del trigo y de sus parientes silvestres, acelerar sus avances y contrarrestar los intensos efectos combinados del cambio climático y de la escasez de agua, tierra y nutrimentos.
Radiografía de la alianza:
Presupuesto preliminar: 72.6 millones de dólares en 2011 y 97.4 millones en 2013
Objetivo: aumentar la productividad en un 28% para el 2030, lo cual generará un monto anual adicional de 1.3 mil millones de dólares para el 2020 y de 10 mil millones para el 2030
Beneficiados: 30 millones de personas miembros de familias agricultoras y proveerá suficiente trigo para satisfacer la demanda anual de alimentos de entre 57 millones, en 2020, y 420 millones, en 2030, más de consumidores de trigo.