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Vicente Fox volvió a tomar el micrófono de nuevo y esta vez lo hizo a través del magnífico trampolín que le proporcionó el diario El Comercio de Ecuador para hablar del tema que más le gusta; el riegue en general,-- por no decir más feo—y por supuesto, su tema de moda, el narcotráfico y otra vez volvió a insistir en la legalización de las drogas, con tal vehemencia que ya he empezado a sospechar que el crimen organizado le patrocina sus vagancias y conferencias chachalacas alrededor del mundo.
Y claro, otra vez arremetió contra su sucesor, Felipe Calderón y de entrada le recomendó “al chaparrito de los lentes” que no se crea la mamá de tarzán. Bueno, al menos así intituló la entrevista el diario ecuatoriano que desde ayer le está dando la vuelta al mundo.
Inclinado, como siempre a los riegues espectaculares, Fox volvió a insistir en la necedad de Calderón por acabar con el crimen organizado en México, lucha que, según él está perdida de antemano porque no hay gobierno en el mundo que haya podido meter en cintura a los clanes del narcotráfico. Y, otra vez, como en las chorromil ocasiones que abre la boca, Fox se vuelve a equivocar. Y antes de que el compañero Fidel ( el del comes y te vas) agarre el micrófono y haga cera y pabilo del oriundo de Guanajuato, aquí en la de Hierro le vamos a dar a don Vicente algunos tips que debió haber leído antes de hacer tamañas afirmaciones.
La mafia, término de inciertos orígenes (en lo particular me quedo más con el que apunta que proviene del vocablo árabe, Mahya, “bravuconería, jactancia, chulería”, teoría que se robustece a partir de que, como se recordará, los ancestros de Alí Murue, ocuparon Sicilia entre los años 965 y 1060 ), ciertamente vivió en Cuba sus mejores años, de esplendor y gloria durante el gobierno de Fulgencio Batista, sin embargo, llegó a su fin a partir del primero de enero de 1959 tras que el gobierno revolucionario confiscó todos sus bienes nacionalizando la mayoría de sus propiedades y emprendiendo una fuerte batida que hizo correr del país a Lucky Luciano, el hombre que había hecho de Cuba su paraíso terrenal para todo tipo de negocios chuecos como el tráfico de enervantes, lavado de dinero, juegos de azar y la prostitución entre muchos otros.
Actualmente, luego de casi cincuenta años de la dictadura castrista, se han levantado algunas historias que hablan de la filtración de algunas bandas del crimen organizado a la isla, mismas que han sido desmentidas en todo momento.
Lo que si es un hecho es que a lo largo de casi medio siglo no se han visto, ni por asomo, las vendettas del narcotráfico que provocan la lucha por el mercado negro de las drogas y por supuesto que los cubanos están muy lejos de vivir la horrible pesadilla que se padece en México y la mayoría de los pueblos de Latinoamérica, principales proveedores del monstruo mariguano más grande del mundo, los Estados Unidos. Y han sido precisamente esos rumores que se han propagado allende sus fronteras lo que ha obligado al gobierno cubano a puntualizar su postura en relación al flagelo que padecen la mayoría, --- aquí si tiene razón Fox—de los pueblos del mundo. Una posición que, no es por nada, debería ser ejemplo a seguir por sus vecinos pues a juicio de el Estado cubano la batalla contra las drogas, la corrupción, el enriquecimiento ilícito, las conductas antisociales y demás ilegalidades no es cuestión de una ofensiva temporal, coyuntural o campaña. Lo consideran una confrontación inaplazable por el futuro y el destino de la Revolución y las nuevas generaciones. Y no yerran cuando advierten que el mundo se inserta en estos momentos en un mundo estremecido por el crimen organizado y las más diversas mafias, alentadas por la globalización neoliberal que todo convierte en mercancía, a los habitantes en consumidores y a unos pocos en grandes ricos.
FIERRITOS EN LA LUMBRE
Los que no hayan qué hacer con la polvareda que levantaron son nuestros ilustres dignatarios de la iglesia católica que en su edición semanal Desde la Fe, dejaron entrever que el narcotráfico ha permeado hasta los propios confesionarios de las capillas.
El desbarre que levantó toda sospecha de comunicadores y los críticos de siempre de la iglesia de Pedro obligó de inmediato a que el propio vocero de la Arquiodiócesis Primada de México, Hugo Valdemar y Manuel Corral, secretario ejecutivo de Relaciones Públicas Institucionales de la Conferencia del Episcopado Mexicano, la CEM, salieran al paso apresurándose a aclarar que ni los obispos ni arzobispos tienen registrados casos de ministros vinculados con el narcotráfico, y si se detectara alguno, se denunciaría.
En todo caso, dijeron, corresponde a la autoridad judicial competente investigarlo. Por el contrario -aclararon- lo que si se ha registrado en la diócesis son casos de extorsión a sacerdotes que se han denunciado, y consideraron que se magnificó lo publicado en el semanario en el que se señala que la iglesia no está exenta del narcotráfico, así como en otras instituciones.
Lo anterior, naturalmente dio pie a que una buena parte de mal pensados mexicanos elucubraran al respecto , como el señor Elio Masferrer, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estado de las Religiones.
Según Masferrer, los purpurados que escribieron eso y ahora se arrepienten de su dicho, sencillamente se están poniendo el parche ( el guarache, antes de espinarse decimos en México ) antes de que les estallen más casos. De acuerdo a Masferrer, estos son conscientes que hay distintas instancias de la Iglesia católica tanto religiosos, como seculares, diocesanos que han recibido dinero sucio.
La reculada, sin embargo, lo dice todo y, como dice el dicho, el que se excusa, se acusa.
“No es una editorial que haga señalamientos concretos. Se hizo en un sentido ético y crítico a una situación que vive el país, no en concreto, porque tampoco tenemos los datos específicos.
“Simplemente se quiso reflejar algo que hace eco en la sociedad, y la autoridad competente es la que tiene que investigar y, en su caso, sancionar si se tienen sospechas o dudas y nosotros denunciar si existe un sacerdote que recibió dinero mal habido”. Así o con más alto de sospechosismo?.
En un intento de salir airoso del atolladero, Manuel Corral abordó el caso de la capilla de la colonia Tezontle, de Pachuca, Hidalgo, mandada hacer, presuntamente con dineros provenientes del narcotráfico, caso que, dijo, puede abordarse ( es decir, no es un hecho, es posible, sin que sea una promesa, no obstante a que más adelante reconoció el caso como un hecho inmoral ) en la asamblea que la próxima semana realizarán obispos en Lago de Guadalupe, Estado de México.
Lo que sucede, dijo Corral, es que el narcotráfico es una realidad, y consideró que Hugo Valdemar “es muy valiente” al cuestionar y advertir de que muchas instituciones no están exentas “de que se les meta un gol”, pero se magnificó el asunto y no se consideró la real importancia de todo lo que dice el texto y hubo medios que actuaron “de mala leche” y señalaron que la Iglesia recibe narcolimosnas.
Lo de la capilla construida en Pachuca, reconoce Corral, fue algo inmoral, pero es un caso aislado, por lo que insistió en que no se debe generalizar que los ministros católicos están vinculados con narcotraficantes.
“No hay que malinterpretar y valorar el sentido de lo que dice el editorial de Desde la Fe”, reiteró Manuel Corral.
A ver si le entendí.
Lo de la capilla construida en Pachuca con dinero proveniente de la Cosa Nostra con la que de paso se lava el billete verde es un hecho inmoral, según él, pero lo anterior no quiere decir que los ministros de la iglesia están vinculados con narcotraficantes, pero tampoco aclara si el templo lo recibió el sacristán o el encargado de recoger las limosnas. O, como diría aquel, es un hecho aislado, pero recurrente, de lo contrario, para qué dedicar todo un editorial en relación al problema? O, es como señala el señor Masferrer, toda una puesta de guarache antes de espinarse. Es pregunta.
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