Ante un gran número de curiosos, funcionarios y periodistas, seabrió la compuerta y el agua proveniente del Canal Bajo empezó a inundar de nuevo a la Laguna del Náinari.
Fue un acto sencillo pero alta significación para la mayoría de los cajemenses a quienes no les gusta ver sin agua el principal símbolo de su ciudad.
De acuerdo con las autoridades del Ayuntamiento, la Laguna presentará todo su esplendor dentro de pocos días cuando queden habilitadas las instalaciones que darán vida a las fuentes danzantes, para las cuales se hizo una inversión millonaria.
Así la Laguna volverá a ser eso, una laguna, aunque ahora más chica.