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Ganan bien, no pagan impuestos como el resto de los ciudadanos, tienen fuero y... faltan a su trabajo cada vez que quieren sin rendir cuentas a nadie y sin que alguien se los reclame.
Son los diputados federales por Sonora, hombres y mujeres encumbrados en la política regional donde dispensan favores, hacen proselitismo mañana, tarde y noche, saben mucho de los privilegios del poder y poco de las obligaciones que cumplen todos los ciudadanos.
Por ejemplo, si usted, un simple mortal que vive de su trabajo, pide permiso para ausentarse de sus labores, es probable que le den uno o dos permisos, acaso tres o cuatro en casos de fuerza mayor, y no más. Siempre con la condición de que le descuenten los días no trabajados.
Muy diferente son las cosas en el paraíso laboral de los diputados. Faltan cuando creen conveniente y lo hacen con permiso de... ellos mismos.
En la lista de los diputados sonorenses faltistas destaca con mérito propio el priista Ignacio Acosta Gutiérrez, con 26 faltas de un total de 102 sesiones.
Le siguen como sobresalientes faltistas la panista Dora Trigueras Durón y el priista Rogelio Díaz Brown, ambos con 15 faltas en el mismo número de sesiones.
Enseguida figuran Samuel Moreno Terán, del PVEM, conm 13 faltas; Miguel Pompa Corella, con 12; el priista Ernesto de Lucas Hopkins y el panista Enrique Torres Delgado, ambos con 9; y el priista Alberto Cano Vélez, con 7.
Claro, todos justifican sus faltas diciendo que no asistieron porque debieron salir a sacrificarse por la patria, es decir, a cumplir funciones legislativas, y como no hay un órgano ciudadano que los controle, pueden decirse eso o más pretextos y da lo mismo que les crean o no.
Algo que no puede hacer cualquiera de los ciudadanos que con sus impuestos mantiene a los diputados.
Cabe señalar también a los que menos faltas acumulan, como el priista Onésimo Mariscales Delgadillo y el panista Marcos Pérez Esquer, ambos sólo con 3 faltas.
El más cumplido de todos es el priista José Luis Marcos León Perea que no tuvo ninguna falta en 102 sesiones. Merece sin duda una estrellita en la frente.
FUENTE: Datos tomados de la revista Correo, diector Javier Villegas Orpinela.
