Lo mismo sube a la tribuna del Congreso para defender el agua del Novillo; participa en juntas para eliminar la caseta de Fundición, demanda apoyos para los productores por las heladas y por si fuera poco, ahora se ofrece como mediador del conflicto entre un grupo de coqueros y el gobierno municipal.
No es que ande en campaña, tampoco es oportunismo…tan solo es Súper Roger, el joven diputado federal transformado en “el ajonjolí” de todos las protestas partidistas, políticas, ciudadanas, siempre y cuando las autoridades en el gobierno no emanen de su partido, el PRI.
A la cita en el local de eventos de la calle Viena, el diputado Rogelio Díaz Brown arribó muy ufano y puntal para practicar una vez más sus ansias de novillero, que le permitan posicionarse con miras a su objetivo del 2012: la candidatura priísta a la Presidencia Municipal.
Si bien en la entrada del lugar solo fue recibido por uno de los líderes, Guadalupe Leyva Félix, el legislador federal de inmediato pasó al jardín para saludar de mano a cada uno de los coqueros y raspaderos presentes.
En la mesa del presidium sobresalían dos cocos color verde optimista y desde ahí el diputado Díaz Brown escuchó atento las quejas de los comerciantes sobre el proyecto de reubicarlos, quejas a las que respondía meneando la cabeza.
Una vez tomado el micrófono por primera ocasión, el diputado se mostró conciliador: “Más que enfrentar a la autoridad municipal, lo importante es buscar las opciones que no afecten a los coqueros y que todos puedan sacar provecho”.
Pero enseguida soltó un gancho al hígado contra el Gobierno Ciudadano: “Ha sido una constante de este gobierno minimizar las cosas y ahí están los resultados, creo que ha faltado imaginación para llegar a una solución”.
Y dejó una propuesta en el aire: “Acabo de platicar con rector del Itson para que las franquicias se instalen en terrenos por el lado del campus y de esta forma el instituto pueda tener ingresos extras… de entrada le pareció buena idea”.
Para entonces las intervenciones de agradecimientos y reconocimientos hacia El Roger estaban al límite del destape, muy propias de un evento electoral:
“Por el bien de Cajeme, vamos a seguir contigo, apoyándote”, le prometió Raúl Enrique Vásquez Jaime.
A pocos metros y sin descuidar detalle, el regidor Armando Alcalá chacoteaba con los reporteros, a quienes instaba a contabilizar bien los costos derivados de la reunión, “pues no vaya ser que en un descuido se violen los topes de campaña”.
Por aquello de despejar dudas y suspicacias sobre sus intenciones, el diputado se despidió de sus nuevos simpatizantes con un: “Yo sí le voy a entrar, no vine nomás a tomarme la foto y sería un error que mi visita se interpretara como que el caso de la laguna se está politizando o partidizando”.
Por supuesto que nadie piensa eso.