Un accidente extremo en la planta nuclear de Laguna Verde provocaría fugas de radiación que afectarían al 80% del territorio mexicano. Sólo quedarían a salvo los estados de Baja California Norte, Baja California Sur, Sonora y Chihuahua.
Con base en este hipotético escenario, 10 organismos internacionales y 75 países participaron en julio de 2008 en un simulacro de accidente en Laguna Verde y concluyeron que existían fallas de comunicación y coordinación para enfrentar una catástrofe nuclear.
MÉXICO, DF., 2 de abril (Proceso).- A las 7:00 una alarma contra incendios se activa en la sala de control del reactor 1 de la planta nuclear de Laguna Verde: indica fuego en el área de bombeo de agua. El supervisor envía al operador asistente a tratar de controlar las llamas.
El operador asistente reporta un incendio en la bomba A con daño potencial en la bomba B. El fuego no puede ser controlado, el equipo de bomberos entra en acción y el coordinador de emergencia del sitio declara “evento no frecuente”. Los procedimientos de notificación y activación se ponen en marcha y la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardas (CNSNS) es informada. Comienza el procedimiento para apagar el reactor 1.
Un operador auxiliar de desechos radiactivos cae mientras transporta un recipiente con material que se le derrama encima. El equipo de búsqueda y rescate entra en acción. A las 7:15 las autoridades avisan a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que hay un incendio.
Esta cadena de sucesos desata una serie de fallas en el complejo que amenazan la seguridad de la instalación y provocan una fuga de radiación que pone en riesgo la salud de los trabajadores y de la población en las inmediaciones de Laguna Verde.
A las 9:56 se evacua a la población aledaña a la central nuclear, en el municipio veracruzano de Actopan. A las 12:10 se ordena un desalojo adicional que se completa 46 minutos después.
Esta es la crónica de un hipotético accidente en la central nuclear de Laguna Verde, de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), donde el 9 y 10 de julio de 2008 se llevó a cabo el Simulacro de Respuesta a una Emergencia Internacional (conocido como Convex-3 2008).
Un percance así podría afectar prácticamente 80% del territorio nacional, según el peor escenario presentado en el informe de 85 páginas Simulacro de Respuesta a una Emergencia Internacional al cual tuvo acceso este semanario.
Las únicas zonas que quedarían fuera de la exposición al cesio-137 serían Baja California, Baja California Sur, Sonora y Chihuahua según la proyección del Centro Meteorológico Regional Especializado de Toulouse (Francia) para el documento elaborado por el Comité Interagencias de Respuesta a Accidentes Nucleares, adscrito a la AIEA y creado en 1986.
Pero hay otros escenarios: el de la estadunidense Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, la afectación con cesio-137 se circunscribiría al área contigua a Laguna Verde, en coincidencia con las proyecciones del Centro Meteorológico Regional Especializado de Melbourne (Australia) y la Administración Meteorológica China. Mientras que en el mapa delineado por el Servicio Meteorológico de Canadá la mancha se extiende por el centro del país hasta Michoacán y Jalisco.
Asistencia deficiente
En el simulacro, México sólo obtuvo la calificación de “satisfactorio” en comunicación e intercambio de información en los planos nacional e internacional, y “deficiente” en asistencia internacional, según el documento escrito por Rafael Martincic, evaluador del Centro de Emergencias e Incidentes de la AIEA y que no ofrece datos de población afectada o cultivos contaminados.
En cambio obtuvo un “excelente” en gestión de la respuesta, información pública y medidas de protección.
La CNSNS ha diseñado el Plan de Emergencia Radiológica Externo para aplicar en incidentes que amenacen la vecindad de la planta.
La seguridad se mantiene como un tema principal. Por ejemplo, el reactor 2 de Laguna Verde estuvo fuera de control el 8 de febrero de 2006 debido a una falla eléctrica, por lo cual estuvo en riesgo de fundirse, según dijo la CFE al físico Bernardo Salas, director del Laboratorio de Análisis Radiológicos de Muestras Ambientales de la Facultad de Ciencias de la UNAM y quien fue despedido de aquella paraestatal por denunciar anomalías en la central.