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Chuparse uno, dos incluso tres dedos de la mano no solo trae como consecuencia la deformación de la dentadura, sino enfermedades estomacales y desórdenes alimenticios, informó Ana Vianey Jiménez Fernández.
La coordinador de estomatología de la Jurisdicción Sanitaria número 4, expuso que cuando el niño rebasa los 4 años de edad y no deja este mal hábito, debe ser llevado con el odontopediatra para ser tratado.
“Algunos odontopediatras utilizan las trampas, que es un aparatito que se les coloca en la boca para que al querer introducir el dedo, sienta la trampa y automáticamente, como tiene unos piquitos retira el dedo”, declaró.
Las trampas, similares a un paladar, son recomendables a partir de los 4 años de edad y dijo, los padres deben descartar métodos como untar picante, hiervas amargas, mostaza o alguna otra cosa en los dedos del niño.
Añadió que cuando el niño rebasa los 10 años o es ya un adolescente y aun no deja el mal hábito, lo que deben hacer los padres es llevarlos a que reciban atención psicológica porque los métodos del odontopediatra ya no serán suficientes.
Para el caso de los bebes, la estomatóloga expresó que la mayoría solos dejan de chuparse el o los dedos, pero si los padres desean que suprima la práctica, el mismo odontólogo puede recomendarles otro método como pomadas especiales.
“Tenemos casos de niños, jóvenes, bebés que se enferman mucho del estòmago por chuparse el dedo, o que no comen bien, como al chupárselo están satisfaciendo su necesidad de comer, dejan de comer, se les quita el hambre”, manifestó Jiménez Fernández.
