La panza sobre el cinturón, la papada y los cachetes abultados bajo la cachucha, son una imagen común en muchos policías de Cajeme.
Como la mayor parte de la población mexicana, los policías tienen sobrepreso. Son gorditos.
Esta fisonomía no sólo es un factor de riesgo para su salud. También es un factor en contra para un oficio que requiere de gente fuerte y atlética, delgada y de reflejos rápidos, como se supone deben ser todos los policìas.
Pero al no cumplir con este prototipo, los policías cajemenses han sido obligados a realizar más ejercicio. Y los resultados empiezan a notarse.
De los cerca de mil elementos que tiene la Secretaria de Seguridad Pública Municipal, hace tres meses el 65 por ciento presentaba sobrepeso, algunos de ellos ya han logrado reducirlo con el nuevo programa de ejercicios, afirma el capitán Mario Alberto Andrade Ramos.
Influido por su formación militar, al asumir la titularidad de Seguridad P´ública, Andrade implementó de manera obligatoria un programa de ejercicios de al menos media hora diaria por persona.
Al no tener un peso óptimo, que vaya acorde con su estatura, los elementos no tienen un buen desempeño en sus cargos, de ahí la necesidad de activarlos físicamente para incrementar los niveles de efectividad de la corporación, comentó Andrade.
“La mayoría aún tiene sobrepeso y eso impide un ben desempeño, pero se están tomando cartas en el asunto”, detalló.
A pesar de tener un gimnasio equipado con lo básico para hacer ejercicio en el edifico de la corporación policíacal, la gran mayoría de los elementos no hacían ejercicio.
Ahora están oblgados a hacerlo y los resultados óptimos podrían tardar varios meses. Si se alcanzan esos resultados, tendremos policías como "varitas de nardo".