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Los secuestros por teléfono llegaron a Cajeme y el caso de Mario puede servir de referencia a otras personas que corren el riesgo de caer en manos de los delincuentes que se dedican a este tipo de delitos.
Mario tiene un pequeño negocio, no es un hombre rico, vive en un colonia poular de esta ciudad y prácticamente vive al día.
Pero eso fue suficiente para despertar la ambición de una banda que lo contactó por teléfono para advertirle que si no depositaba una cantidad de dinero en una cuenta bancaria su familia iba a sufrir las consecuencias.
Asustado por el tono de la persona desconocida que le hablaba del otro lado de la línea, Mario siguió al pie de la letra las instrucciones que le dieron a cambio de que no tocaran a sus seres queridos.
Por instrucciones de "la voz" hizo varios depósitos en el super Soriana y dejó su automóvil en la calle California y 200 para caminar hasta un hoteldonde debió hospedarse en espera de nuevas instrucciones de los desconocidos delincuentes.
También por órdenes de éstos tuvo que comprar un teléfono celular, dedicado exclusivamente para recibir instrucciones.
Su desaparición de varias horas alertó a la familia que puso sobreaviso a la Secretaría de Seguridad Pública. Tras las investigaciones de rutina, dieron con su paradero y contó la experiencia vivida.
De los plagiarios telefónicos no se supo nada y se sospecha incluso que la llamada pudo provenir de otro Estado o de una banda con contactos dentro del Cereso.
