Por Angélica Beltrán
Con la definición de los tres candidatos presidenciales de las primeras fuerzas políticas de México, el panorama político se va definiendo. Y así se observa que si bien Ernesto Cordero no podría haberle ganado las elecciones al priista Enrique Peña Nieto, pues a pesar de sus deficiencias intelectuales seguía arriba del panista; la realidad es que con el triunfo de Josefina Vázquez Mota, la situación del PRI cambia en contra de los buenos augurios priistas de ser invencibles.
Con esto, la seguridad de los priistas de que recuperarían la presidencia de la República en este año comienza a debilitarse ante la drástica caída del candidato Enrique Peña, que por más que la militancia ha tratado de ver los errores del mexiquense como mera anécdota y considerarlos minucias; la realidad es que esos errores han mermado su personalidad, y con ello la mayor parte de su atractivo.
Esto avizora que la contienda electoral federal en realidad será reñida y no como la pintaban los priistas y que se creyó también en el ambiente político, de que Peña Nieto no tenía ya rival ni dentro ni fuera del PRI; tanto que hasta Manlio Fabio Beltrones declinó a sus aspiraciones.
La cuestión es que mientras que para el PRI Peña Nieto fue considerado la mejor carta, no lo es tanto; y para el PAN, la que no consideraron su mejor carta, podría serlo.
Porque Josefina Vázquez Mota podrá explotar al máximo esa lucha en el México contemporáneo que es la de género. Y como los tiempos lo demandan, bien podría acceder al poder una mujer, a partir del voto de la “población indecisa”, como un experimento, llámese democrático o de equidad de género.
Por otro lado, el movimiento que se denomina de izquierda y que encabeza el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, no ha logrado a la fecha la fuerza que alcanzó en la pasada elección federal. Aunque esto apenas comienza.