Vandalismo, odio, agresividad antisocial... por parte de quienes destruyen poco a poco la cruz que se erigió en la Laguna del Náinari para recordar a los niños muertos en el incendio de la guardería ABC.
Olvido, negligencia, falta de interés... por parte de las autoridades que deben protegerla y conservarla en buen estado.
Cualquiera que sea la causa, lo evidente es la ausencia de valores como la solidaridad y el respeto por un símbolo que debería evidenciar dichos valores.
Mientras en la ciudad aparecen y se reproducen como hongos los pendones con rostros de políticos, los horribles anuncios espectaculares de todo tipo, incluyendo los gigantescos botes de cerveza que aprecen en paradas de camiones.
Dos contrastes, la cruz y la propaganda, que muestran a una ciudad y a sus habitantes.