Para contrarrestar las acusaciones de parcialidad a favor de Enrique Peña Nieto, la empresa Televisa suele ufanarse de las estadísticas que presentan el IFE - UNAM sobre el tiempo concedido a los candidatos a la presidencia de la República en los diferentes medios de comunicación electrónicas.
Dichas estadísticas marcan empates técnicos en cuanto al tiempo que Televisa dedica a los dos candidatos punteros, Peña Nieto y López Obrador. Pero esta medición de "objetividad" es un ejercicio irrelevante porque no analiza el contenido de la información presentada, y en este aspecto es obvio que el tiempo dedicado a los candidatos del PRI y de PRD tiene contenidos muy diferentes.
Sin embargo no es en esto donde la empresa de Emilio Azcárraga apuesta a las técnicas de manipulación televisiva para favorecer al candidato priista.
La manipulación diaria se teje de manera más fina a través de los manejos de cámara y las imágenes que día a día, desde principios del año, difundió Televisa para contrapuntear a Peña Nieto y López Obrador, con ventaja obviamente siempre para el primero.
Dicha manipulación consiste en el enfoque de cámara hacia ambos candidatos. Mientras que a Enrique Peña Nieto la cámara siempre lo enfoca al nivel de sus ojos, toma que transmite la imagen de seguridad y franqueza, además de no deformar los rasgos faciales, a López Obrador la cámara de Televisa invariablemente lo toma en contrapicada, es decir, desde abajo del nivel de los ojos del tabasqueno hacia arriba.
Esta es una manipulación de imágenes que cualquier estudiante de comunicación conoce. La imagen del candidato que mira al frente, al nivel de los ojos del espectador, frente a la del candidato cuya mirada vaga por encima del nivel de la cámara. La primera es reflejo de seguridad y firmeza; la segunda, de una actitud evasiva, además resalta las "bolsas" bajo los ojos, la papada y los rasgos abotagados.
Otro elemento de manipulación evidente en este cubrimiento de campañas es el ambiente siempre luminoso, sin sombras, en el que se presenta a Peña Nieto, contrario al ambiente mucha veces oscurecido, con sombras o mal enfocado, en el que aparece López Obrador.
Un elemento más de manipulación televisiva, con mensaje subliminal, es el "insert" o reproducción de los discursos de los candidatos.
Mientras que los "inserts" de Peña Nieto siempre son la parte climática, propositiva de sus discursos, con propuestas concretas, complementado con arengas firmes que dibujan a un líder positivo, los "inserts" de López Obrador reiteran siempre la crítica a los grupos oligárquicos y otras críticas del tabasqueño, es decir, el discurso de un líder negativo en el que sólo aparecen propuestas aisladas.
Sabemos que una imagen dice más que muchas palabras; estas imágenes cotidianas del cubrimiento de las campañas evidencian la manipulación descarada que se intenta negar con las muchas palabras de los líderes de opinión forjados por Televisa.