Vestida de blanco, con el rostro oculto y sus manos descubiertas bajo el techo de la iglesia de San Juan en la comunidad de Casas Blancas, en Vicam, María Matuz fue despedida por su gente de la etnia yaqui.
Aunque se tenía previsto sepultarla más adelante, fue al medio día de este martes cuando después de una ceremonia religiosa con rezos y cantos en la lengua yaqui, se dio el último adiós a Mónica Modesta Matuz Tadeo, nombre que se lee en la cruz que identifica la tumba en el panteón de la comunidad.
Durante el sepelio, los familiares de la célebre curandera de medicina tradicional, permanecieron en una ramada a un costado de la iglesia ya que, según las tradiciones de la etnia, no pueden presenciar el momento en que el cuerpo es sepultado, comentó su nieta Aracely Vázquez Valdez.
“Era un pan de Dios, mi abuelita tenía su cárter, como todos, no te voy a decir que era perfecta pero fue muy cariñosa, tierna, se enojaba cuanto tenía razón, siempre estuvo al pendiente de todos sus nietos, sus más allegados”, mencionó Aracely.
Aunque a ellas les dejó un legado de conocimientos sobre la medicina tradicional, nadie podrá igualar el don y energía que su abuela tenía, ni su afán desinteresado de ayudar a los demás.
“Ella así cono venían y le daban lo que podían, habían gente humilde que venía a buscar una cura a sus males; ella les daba eso y una ayuda económica”, dijo.
En búsqueda de una cura a su enfermedad, a ella acudieron personas no solo de la región y el estado, sino de otras partes del país y el extranjero como Europa y Estados Unidos, además artistas como Leo Dan, Laura Flores y Joan Sebastian, según platico su nieta.
