|
En la historia del Municipio de Cajeme quizá nadie ha realizado un acto heróico de la magnitud que tuvo el de Francisco Armenta Cota el joven abogado que dio su vida para salvar a gente atrapada en el incendio de Plaza Tutuli.
Fue el mediodìa del 11 de agosto de 1997 cuando todos los obregonenses fueron sacudidos por la terrible noticia: La Plaza Tutuli ardìa en llamas y al parecer varias personas habían quedado atrapadas por las llamas en el interior del supermercado que allì funcionaba.
Muchas personas dejaron lo que estaban haciendo y corrieron a la calle Guerrero y California. La mayoría eran simples curiosos, pero tambièn había personas angustiadas por la posibilidad de que algún ser querido estuviera en el interior del supermercado de la Plaza, donde al parecer estaban los atrapados en el fuego que devoraba techos y muros.
Los bomberos hacían todo lo que estaba a su alcance para apagar las gigantescas flamas que salìan del interior de la plaza. Algunas personas salieron de allì, con visibles quemaduras en el cuerpo.
Y en medio de la confusión y la angustia, Francisco Armenta hizo algo más de aquello a lo que estaba obligado. Decidió tomar por su cuenta la salvaciòn de algunos que quedaron atrapados en el fuego sin importar los riesgos que habrìa de correr.
El riesgo mayor lo asumió heróicamente: Expuso su vida y la perdió para rescatar a once personas de las llamas.
Después de 15 años de ese día en el que Francisco realizó el acto de mayor heroismo que registra la historia cajemense, un acto similar al de Jesús García Corona, su nombre y su gesta parecen olvidados por los cajemenses y sus autoridades.
Hay una placa que lo recuerda como Ciudadano Distinguido, pero no es suficiente. Una plaza, una calle, algún inmueble público debería llevar su nombre, como propone el activista de Derechos Humanos Rosendo Arrayales.
Y no es por restar méritos a otras personas, que sin duda los tienen, pero el acto heróico de Francisco es de una dimensión universal, similar al de Jesús García Corono en Nacozari, y no merece, como ha sido hasta ahora, el olvido de ciudadanos y autoridades.
Tal vez porque Francisco no formaba parte de la élite social y económica de Cajeme, o quizá porque no era figura de un partido política ni tenía un alto rango en la administración pública o instituciones religiosas, tal vez porque era un ciudadano modesta, de pueblo, o por la mezquina idea comercial de "no asociar el nombre de Plaza Tutuli con una tragedia"...
...quién sabe por qué pero una tras otras las administraciones municipales han propiciado que se olvide el nomnbre Francisco Armenta Cota
