La medianoche los tomó cansados. Eran cuatro integrantes de una familia residente de Mexicali y que se había quedado varada en un camino de terracería, casi intransitable, en el desierto de Sonora.
Descansaron algunas horas y apenas dieron las 4 de la mañana, decidieron reemprender el camino, hacia un lugar donde poder descansar y solicitar auxilio. Apenas salió el sol y debieron detenerse de nuevo. Después siguieron caminando por ese lugar ubicado entre Puerto Peñasco y Caborca, con el fin de llegar a lo que de lejos parecía un rancho.
Era jueves ya y el segundo día obligado de caminata, porque los dos automóviles en que viajaba la familia Zazueta Gutiérrez, habían sufrido desperfectos. Llevaban más de 20 kilómetros recorridos a pie, pero a la hora en la que el sol pegaba más de lleno, a la 1 de la tarde, se dieron cuenta que Jahir, de nueve años, y el único niño de las cuatro personas que hacían el recorrido, se había perdido.
Alán, de 25 años, se dio cuenta que su hermano Jahir se había quedado atrás en la caminata. De inmediato salió a buscarlo, se fue corriendo y cuando lo encontró le dio agua y lo sentó debajo de un árbol, para que descansara. Pero el niño sentía tanta sed que el mayor decidió ir primero al rancho por agua.
Cuando Alán regresó junto con su hermana Alejandra, a los 25 minutos, Jahir ya no estaba. Se había perdido por segunda ocasión, lo más difícil fue cuando lo encontraron a escasos 20 metros de donde se había quedado. Estaba tirado en el suelo, desmayado y con los ojos en blanco. Por más que hicieron el intento no pudieron reanimarlo, hasta que lo llevaron al rancho.
Era la tarde del jueves, pero no podían trasladarlo a un hospital porque perdieron toda forma de comunicación telefónica y tampoco pasó algún automóvil por ahí, hasta el día viernes 29 de junio, cerca de la 1 de la tarde, casi un día después.
Lo llevaron al Hospital General de Zona No. 8 del IMSS, de Caborca, en donde le dieron la primera atención médica especializada. Ahí sólo duró una hora, era necesario decidir rápido y los médicos del Seguro Social buscaron la forma de enviarlo pronto a Hermosillo.
En una avioneta, esa misma tarde el niño llegó a la capital del estado, ya con un respirador artificial y en estado crítico. Todavía no se conocía si todo el cuadro complicado de su salud se debía al ataque de algún animal o sólo a la grave deshidratación que tenía.
De inmediato lo instalaron en el Hospital de Gineco Pediatría del IMSS y un equipo comenzó a brindarle atención, pues se encontraba en estado crítico, por lo que fue transferido casi de inmediato al área de cuidados intensivos.
“El niño llegó con falla multiorgánica, traía alteraciones a nivel de los riñones, alteraciones a nivel cerebral, a nivel musculoesquelético, a nivel hematológico, es decir, ya había muchos criterios y eso era lo que complicaba el pronóstico. No podemos saber cuánto tiempo más hubiera aguantado Jahir, fue muy oportuno el momento en el que pudieron llevarlo a Caborca porque todavía estuvo una noche en esa situación y sin atención médica especializada”, explicó el doctor Alejandro González Mares, pediatra del IMSS.
La situación a la que fue expuesto Jahir lo llevó prácticamente al límite entre la vida y la muerte. Aunque en un principio existía la duda si su estado de salud se debía al ataque de un animal o a la deshidratación, la única certeza que había era que difícilmente el niño saldría adelante.
El diagnóstico final fue una deshidratación hipernatrémica, que está asociada con la pérdida constante de líquidos y el bajo o nulo consumo de agua, y que en los casos severos provoca edema cerebral, hemorragia intercraneal, convulsiones, fiebre, choque hipobolémico y hasta la muerte.
“El niño pasó varios días prácticamente caminando sin ingesta de líquidos, la hermana explica que bebían muy pocos líquidos, principalmente los que iban encontrando sobre el camino y hasta orina, según explica la hermana. La deshidratación lleva al incremento del sodio en la sangre y eso puede dar convulsiones, está bien determinado que si se incrementa o disminuye mucho el sodio en la sangre puede generar convulsiones, y un estado así de convulsión y aletargamiento, son complicaciones neurológicas, y por otro lado todas las manifestaciones que desarrolló en su piel fueron debido a quemaduras solares serias, severas, por tanto tiempo expuesto al sol”, agregó el médico del Seguro Social.
La prolongada exposición al sol le provocó quemaduras de segundo grado, superficiales y profundas, por eso se generaron diversas ampollas. Por eso fue necesario enviarlo de inmediato a Hermosillo, con respirador artificial para mantenerlo con vida. A los días, el niño padeció de una neumonía pero del estado delicado y grave los médicos lograron eliminar el riesgo de que perdiera la vida.
Después de más de un mes que Jahir ha estado en recuperación en el IMSS, para eliminar los diferentes riesgos que tenía en su salud, como las secuelas neurológicas, las quemaduras y la deshidratación, la familia del niño sólo espera que sea dado de alta para dejar Hermosillo, el lugar al que se dirigían para una fiesta, poder regresar sin contratiempos a Mexicali, de donde partieron.