CD. DE MÉXICO.- Incertidumbre. Es la palabra con que el analista Jesús Silva Herzog Márquez define a BBC Mundo el futuro de México tras el retorno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia del país.
El analista, académico del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y uno de los politólogos más consultados en el país, se pregunta si el partido que gobernó durante 70 años y que perdió el poder en 2000, supo adaptarse a los nuevos tiempos, con una sociedad acostumbrada a la pluralidad democrática.
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Es válido el cuestionamiento. El gobierno de Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN), deja un saldo de claroscuros, dice el analista, con aciertos en economía pero un amplio déficit en seguridad.
Ahora el PRI vuelve al poder con Enrique Peña Nieto como presidente electo, y lo que viene es incierto. Esta es la breve conversación con BBC Mundo.
¿Cómo se encuentra México ante el próximo relevo presidencial?
Es inevitable hacer la comparación con la atmósfera que se vivía hace seis años, en donde también hubo un conflicto post electoral, y el rechazo a la elección por una fuerza política.
Si bien ese elemento es común en 2006 y 2012, creo que hoy nos perfilamos al relevo presidencial con más tranquilidad. La inconformidad existe, pero me parece que la organización de esta protesta se ha desinflado un poco. A mi juicio se mantendrá dentro de los canales de la protesta institucional.
El regreso del PRI a Los Pinos (la casa presidencial) es un retorno muy problemático para la reflexión política, porque si bien resultó muy claro que es un partido que tuvo la capacidad de competir por la presidencia de la República desde la oposición y conservar muchos espacios, no tenemos claridad de cuál puede ser su comportamiento en circunstancias históricas muy diferentes a las que habían enmarcado sus gobiernos a lo largo del siglo XX.
Tenemos una sociedad muy distinta, un régimen político muy distinto con contrapesos firmes pero no hemos visto que el partido se haya adaptado y purificado sus prácticas internas. Esta es una de las incertidumbres importantes que vivimos hoy en México.
¿Qué balance puede hacer del actual gobierno?
Habría que detectar claroscuros. Creo que el elemento más criticable, cuestionable de la gestión presidencial de Felipe Calderón es el que tiene que ver con la seguridad pública, y el hecho de que se trató ni más ni menos de la gran prioridad de su administración.
El presidente empeñó mucha energía, enormes caudales de dinero, y una parte de su ímpetu político a atender el tema del crimen organizado y no entrega buenas cuentas.
En materia económica si bien no puede decirse que su propuesta de campaña de ser el presidente del empleo se haya hecho realidad, sí puede decirse que tuvo una conducción económica prudente, responsable, que en en un entorno de gran incertidumbre mundial mantuvo a México relativamente inmune frente a los azotes del exterior.
La administración de Calderón construye una clase media más amplia en el país, lo cual me parece una lenta pero muy relevante transformación histórica de México.
En este escenario de claroscuros, ¿cuáles son los retos que tendrá el gobierno de Enrique Peña Nieto?
El principal reto es algo que detectó con claridad: el país lleva una temporada ya demasiado larga de gobiernos pluralistas pero con enormes dificultades para moverse.
El candidato Peña hablaba de la necesidad de tener un gobierno eficaz. Confiaba, me parece, que esa eficacia estaría sustentada en un respaldo mayoritario en el Congreso, y los electores no le regalaron al partido del presidente esa mayoría.
El gran desafío de Peña Nieto será demostrar, quizá, que no tenía razón en su tesis de que la eficacia era solamente a través de la mayoría. Deberá negociar con otras fuerzas políticas y dar resultados velozmente.