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Tranquilamente, con la seguridad de que se trataba sólo de un simulacro, así salieron los empleados de Palacio Municipal esta mañana en el simulacro de evacuación coordinado por la Unidad Municipal de Protección Civil.
Sonó la alarma a las 10:00 en punto, ya todos lo esperaban, y empezaron a salir sin atropellamientos de gente, sin empujones ni ansiedad, mucho menos con pánico, pues lo único peligroso a esa hora era el fuerte calor que se sentía en la calle.
También los cuerpos de rescate de Bomberos y Cruz Roja, que ya esperaban la llamada, llegaron puntualmente y realizaron las maniobras del caso.
Así fue. Pero ¿qué pasaría si realmente fuera un contigencia, digamos un incendio en Palacio?
Tal vez el encargado de sonar la alarma iba a ser el primero en correr y olvidarse de su obligación, salvo que el artefacto suene automáticamente.
Los empleados correrían atropelladamente para escapar del peligro y los regidores saldrían espantados para ponerse a salvo, no sin antes recoger sus vales de gasolina.
Los clientes del puesto de tacos aprovecharían el pretexto para irse sin pagar.
Sólo los reporteros que cubren las actividades del Ayuntamiento permanecerían en el lugar heróicamente, dispuestos a salvar de las llamas a las empleadas más bellas del Palacio.
