|
Basta con mirar el asepcto de estas casas en la colonia Los Ángeles para entender por qué hasta los más pobres no quieren vivir en ellas.
Y basta eso también para sospechar qué clase de arreglos hizo la empresa constructora con el Infonavit para vender este fraccionamiento que, de poco a poco, se va convirtiendo en una colonia fantasma.
Estrechas, construidas con bloque y un delgado techo de concreto que en verano los rayos del sol convierten en una plancha hirviente, en módulos de dos apenas separadas por una pared, con sala-cocina, una recámara y un baño donde apenas cabe lo mínimo, las casas de la colonia Los Ángeles, al norte del Plano Oriente, han sido abandonadas poco a poco.
Pero no son solo las condiciones de las viviendas, son también el olvido de las autoridades y el acoso de los cobradores, incluyendo a los de la CFE y del Oomapasc.
No hay trabajo, dice una vecina.
Y la luz y el agua y la comida cada vez están más caras, añade.
En las noches la calle parece una boca de lobo. El único foco de alumbrado público en una cuadra fue quebrado por los vandalos, que también destruyen lo que queda de las casas. La tubería de cobre y el alambrado eléctrico es lo primero que se llevan, por supuesto.
Han llamado varias veces a Servicios Públicos para que instale lámparas, pero no responden, afirma otra vecina.
Y también llaman con frecuencia a Seguridad Pública para que ahuyente a los niños y jóvenes que se introducen en las casas abandonadas para drogarse.
La patrulla a veces pasa por aquí pero no se detiene, nomás miran y se van, dice la señora.
Y la desesperación crece, pero es aplastada por la resignación, la costumbre de ya no esperar nada de nadie.
