Es un crimen que México no impulse su sector agrícola ante el alza de los precios de granos en el mercado mundial, señaló el investigador José Luis Calva dador urante su participación en el Foro de Desarrollo Sur Sonora que organizó el Ayuntamiento de Cajeme.
El prestigiado investigador de la Facultad de Economía (UNAM) advirtió que esta alza llegó para quedarse con el incremento de la demanda por potencias emergentes como China e India, la enorme desviación de maíz hacia la producción de biocombustibles y el cambio climático, además de la especulación financiera en el mercado agropecuario mundial.
"Estamos ante una oportunidad para recuperar el desarrollo agrícola de México y reducir la importación de alimentos que este año alcanzó los 30 mil millones de dólares, cantidad cinco veces superior al presupuesto de la Sagarpa", afirmó.
La situación actual del sector agropecuario mexicano es crítica debido a las políticas neoliberales que desde 1983 han regido en el gobierno de nuestro país, revirtiendo el crecimiento que había iniciado a partir de la política cardenista y floreció con la creación de infraestructura que permitió producir alimentos para satisfacer la demanda interna y colocar el resto en exportaciones.
Desde la década de los ochenta, explicó Calva, la política agropecuaria se ha regido por los dogmas del Consenso de Washington que reduce la participación del Estado y deja el comportamiento del sector agropecuario a merced del libre mercado, de la "mano invisible" que supuestamente debe regular la participación de los agentes económicos en un plano de igualdad que en la práctica no existe.
Lo grave, añadió, es que en los países con economía agrícola desarrollada no se siguió en forma tan fiel al Consenso de Washington como fue seguido por los gobiernos neoliberales mexicanos.
El resultado de esta política ha sido el decremento del Producto Interno Bruto agropecuario que pasó de un crecimiento histórico de 6% anual antes de la era neoliberal al 1% anual que se tiene actualmente.
Esta evolución negativa se refleja en el incremento de mexicanos que sufren pobreza alimentaria. En el 2006 había 14.7 millones de personas en pobreza alimentaria; la cifra subió a 21 millones en el 2010, y hoy, en el 2012, hay 24 millones de personas, casi la cuarta parte de la población, en pobreza alimentaria.
Las opciones
Es urgente revertir esta situación y el primer paso es dejar de pensar en el campo como un problema, como lo hacen los políticos mexicanos, y considerarlo ahora una solución.
"La mejor manera de impulsar el desarrollo nacional es incentivando el sector agropecuario; con esto dejaríamos de gastar miles de millones de dólares en la importación de alimentos y se abrirían muchas fuentes de trabajo en el campo
Esto será posible si el gobierno mexicano retoma la política de incentivos a los productores agropecuarios a través de una banca que impulse el desarrollo del sector mediante estrategias de crédito accesibles, pues la banca privada sólo aporta un porcentaje insignificante de sus créditos al sector.
Calva expuso tres medidas indispensables para alcanzar estos objetivos:
1, Establecer como prioridad la soberanía alimentaria, la obligación de producir los alimentos básicos para la alimentación de todos los habitantes del país. México tiene los recursos humanos, técnicos y financieros necesarios para alcanzar dicha soberanía.
2. Activar la multifuncionalidad del sector agropecuario y contribuir a detener el cambio climático mejorando la eficiencia en el uso del agua mediante tecnología y revestimiento de canales.
3. Instrumentar un política monetaria de cambios adecuada a las necesidades del sector agrícola para rediucir las desventajas del peso frente al dólar.
4. Fomentar la investigación y a la pequeña y mediana agricultura, en particular, reconstruir el sistema ejidal.
Por cada peso que se produce en la agricultura, se generan muchos más por su impacto en otros sectores como el comercial y el industrial. Es hora de recuperar el desarrollo agrícola, puntualizó José Luis Calva.