El optimismo difundido por la administración de Enrique Peña Nieto está a punto de ser sepultado y expuesto como un ardid propagandístico más de un gobierno que todo lo quiere ganar a base de imagen y mercadotecnia.
El motivo de esta amenaza es a la vez sencillo y complejo:
La desaceleración de la economía mexicana ha reducido las expectativas de crecimiento a un 2.5 por ciento, cuando mucho; un porcentaje que conjugado con el crecimiento poblacional se acerca al 0 (cero) crecimeinto.
En efecto, las tan anunciadas reformas estructurales (en particular la laboral, la energética y la financiera) no han traído el auge que pronosticaron sus defensores. Hasta ahora sólo han sido un discurso para disfrazar el mayor empobrecimiento de la clase trabajadora y la entrega del país a monopolios nacionales y extranjeros.
La realidad económica es más objetiva, habla con números:
La tasa de crecimiento del país registra una caída clara desde hace tres años y los pronósticos para 2013 y 2014 indican que no superará el 2.5 por ciento anual, informó Eduardo Loría Díaz de Guzmán, de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.
En el último trimestre del 2012, se alcanzó la fase más alta del ciclo económico de México y, de acuerdo con las tendencias registradas desde 1980, al llegar a este punto, comienza una fase descendente.
La tasa de crecimiento de 0.8 por ciento del primer trimestre de este año es la cifra más baja registrada desde la recesión global de 2009 y confirma esta tendencia, estableció en la XL Reunión Trimestral del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (CEMPE).
Además, el producto interno bruto (PIB) depende hasta en un 96 por ciento del crecimiento del producto industrial de Estados Unidos, que a partir del cierre de 2012, presenta una tendencia al descenso, subrayó el analista.
A largo plazo, la economía mexicana sólo puede crecer hasta en un 1.6 por ciento, sin generar desequilibrios en la cuenta corriente y los niveles de inflación, sostuvo.
En los siguientes dos años, la tasa de desempleo registrará un promedio anual del 5.1 por ciento. A la par, la informalidad crecerá en el país ante la falta de oportunidades.
El coordinador del CEMPE refirió que, de acuerdo con el indicador de confianza del productor —dato elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) para dar a conocer la opinión de los directivos empresariales sobre la situación económica que se presenta tanto en el país como en sus empresas—, desde noviembre de 2010 se vislumbraba una desaceleración.
Apreciación cambiaria
A escala mundial, según distintos indicadores, existe el riesgo de una deflación, por los niveles de inflación en Estados Unidos e Inglaterra. Éste es el peor de los escenarios, similar a la Gran Depresión de 1929-1933, en un contexto de expansión monetaria y la movilización de grandes capitales a mercados emergentes, lo que genera apreciaciones cambiarias y especulación, advirtió.
En México, el tipo de cambio nominal tendrá una apreciación fuerte. En el tercer trimestre de 2013 podría acercarse a los 11 pesos por dólar, con efectos negativos en el sector productivo. Al cierre del año, alcanzaría los 13.45 pesos, lo que produciría salida de divisas y caída de la inversión extranjera, estimó.
Para evitar este riesgo, es necesario corregir el tipo de cambio. Frente a las presiones inflacionarias del exterior, el Banco de México debe ajustar su tasa de interés a la baja, entre otras medidas que deben adoptarse en los próximos meses, concluyó.