La luna, tan común, tan vista y elogiada, no deja de hipnotizarnos con su belleza cuando aparece en el cielo una tarde como éstas, cuando aún ilumina la luz del día y las sombras empiezan a invadir los espacios.
Así apareció la luna casi llena, redondota como una pelotota, en el cielo del bulevar Ramírez. Su magnetismo atrajo la mirada de todos, caminantes, corredores, automovilistas y cuanta gente transita por esta vía alrededor antes de las seis de la tarde.