Apenas la semana pasada un violento enfrentamiento entre pandillas rivales dejó varios jóvenes lesionados, además de daños a automóviles, el miedo y el hartazgo de los vecinos que en los meses recientes han visto sus calles convertidas en campo de batalla por los grupos vandálicos que asuelan el área.
Esto ocurrió en la calle Villahermosa, de la colonia Primero de Mayo, apenas a cien metros de la Secretaría de Seguridad Pública.
Y no fue la primera vez que ocurrió. En otras ocasiones los enfrentamientos entre pandillas, armadas con machetes y objetos pétreos, han ocurrido en la calle Obrero Mundial o en la Paseo Miravalle, todas en el mismo sector.
El caso más reciente ocurrió el fin de semana en la secundaria de la colonia Paseo Miravalle, ubicada también a menos de cien metros de Seguridad Pública. Hasta el plantel llegaron varias decenas de adolescentes, hombres y mujeres, armados también con machetes y los consabidos objetos pétreos, sitiaron el plantel obligando a maestros y alumnos a encerrarse en los salones y resistir hasta que llegara la policía.
Los agentes tardaron un rato, el suficiente para que los agresores se retiraran del lugar.
La situación no es nueva, pero lo más preocupante para los vecinos es que ha ido creciendo en intensidad. Cada vez son más violentas las batallas entre pandillas y no es raro que resulten quebrados cristales de automóvil o que alguna pedrada alcance a personas que nada tienen que ver con los enfrentamientos.
Muchas han sido las quejas, muchas las llamadas infructuosas para pedir auxilio. Así resumen los vecinos la situación:
"El 066 no responde o no sirve para nada, uno llama cuando hay problemas y primero hacen tantas preguntas, luego dicen que van a pasar el mensaje a Seguridad Pública, y para cuando las patrullas llegan, si es que llegan, ya ha pasado todo, pese a lo cercano que está la corporación".
La frustración y el miedo siguen intensificándose. Frustración al ver que la cercanía de Seguridad Pública no sirve para atenuar la violencia. Miedo por las consecuencias que esto puede traer a las familias que radican en el sector.
Por si fuera poco, las patrullas que hacen ronda después de la medianoche se dedican a detener a jóvenes conductores y con cualquier pretexto les imponen multas costosas que dejan duda sobre el papel de la policía, si es para vigilar o recaudar.
La irritación de los vecinos aumenta cuando la respuesta de las autoridades es culpar a los padres por "no educar bien a sus hijos, porque no los vigilan, porque arremeten con furia contra los policías cuando detienen a los chamacos..."
Y tal vez haya algo de verdad en estas excusas, pero la gran mayoría de las familias, padres, madres e hijos que allí viven, son personas tranquilas, gente trabajadora, ajena a las causas de la violencia que sigue carcomiendo la paz y la tranquilidad que merecen todos los cajemenses. Incluso los que viven en las colonias populares.
